Restaurante Aretxondo en Bilbao
Restaurante Aretxondo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Lunes, noches de martes a viernes, primera quincena de enero, Semana Santa y primera quincena de agosto.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.2
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
8.2
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
Timbal de rabo de buey estofado
Begihaundi con yema de caserío a la plancha y aroma de azafrán
Cigala crujiente de corteza de trigo en su jugo
Postre.
Degistación de bakalao.
Verduras con jugo de carne.
Opiniones de Aretxondo
OPINIONES
6

Invitados por Gure Sukalkitza, hemos tenido unos cuantos “suertudos” la oportunidad de vivir un estupenda experiencia única.
Por lo pronto, nada más cruzar la puerta, nos recibe un pletórico recién “estrellado”, Josemi, del restaurante Aizian, todo un lujazo.
Mientras van llegando los invitados, podemos disfrutar de un rico txakoli y se nos une Ricardo Asua, propietario del negocio familiar que será quien nos guíe hasta lo más profundo del precioso caserío donde se ubica la bodega.
Pasamos al comedor, la idea es presentarnos algunas de las novedades de los tres restaurantes y para ello contamos con sus tres estupendos cocineros: Zuriñe de Andra Mari, Guillermo de Aretxondo y Josemi de Aizian.
Para acompañar lo sólido, el vino elegido ha sido el Baigorri, en primer lugar un blanco y después un crianza. Yo, fiel a mis gustos y gracias a que hay muchos que siguen pensando que el tinto es más rico (no seré yo quien les saque del error que luego se acaba), puedo disfrutar de toda la cena con el Fermentado en barrica cosecha 2003. Un vino de color dorado intenso y cuya nariz nos “canta” que aquí hay madera. Lo que para algunos será una “putada” para mi es una bendición.
Comienza el espectáculo donde cada cocinero nos describe el plato en primer lugar para posteriormente emplatarlo “in situ”.
En primer lugar podemos disfrutar de la Sopa templada de ostras, algas y huevas de salmón. Mira que yo no soy amigo de las ostras pero en esta ocasión, su textura es más de mi agrado, estas llevan un trabajo y se nota al meterlas en boca. El conjunto resulta muy agradable y sin duda alguna, te hace trasladarte al mar.
Pasamos a la Lasagna de morros de ternera y sepia con jugo de txipirones y aire de pikillos y pimentón. Nombre largo para un plato cuya elaboración no lo es menos.
Mucho trabajo, muchas horas para conseguir el resultado final que es mucho más que satisfactorio. La carne tierna a más no poder. Los ingredientes presentes pero a mi me ha parecido que el resultado final premia al principal pues no pierde en modo alguno su presencia tanto en nariz como en boca. Me gusta la propuesta y los que podáis pensar en que los morros no os gustan, dazle una oportunidad que seguro que os lleváis una agradable sorpresa.
El siguiente plato es el estofado de bacalao y cebolla con crema de patata y espuma de huevo.
Trabajo y mucho para preparar los callos de bacalao que dan la base a este plato cuya presentación es muy bonita pero que merece la pena “destrozar” para disfrutar de él en su conjunto. Todos los ingredientes tienen su labor. Una pena que “mi emplatadora” haya sido demasiado generosa con mi ración de piel de naranja.
De nuevo propuesta que gusta y mucho. Menudo placer eso de investigar e investigar y que después te salga algo así para disfrute de innumerables comensales.
El último plato del apartado salado es la Molleja de ternera, crema de limón y caldo de cerveza negra. Nuevamente aparece un ingrediente del que no soy demasiado amigo. La cerveza negra. Posteriormente descubro que no es, precisamente, el protagonista y que no estorba en absoluto, más bien lo contrario.
Recuerdo yo la poca afición mía a pedir mollejas. Recuerdo esas texturas duras. Ahora ya le he perdido el “miedo”, esto está muy elaborado, la metes en boca y parece ternera lechal. No penséis que la crema de limón os va a marcar en demasía. Nuevamente son aromas y sabores que están ahí pero que no se empujan unos a otros. Todos ellos participan en el baile pero sin molestar al resto.
Pasamos al primero de los postres. Sorbete de café con milhojas de Gransmith y crema de gatzatua (cuajada). Aquí sí que se le saca jugo a la manzana. Soy cafetero pero curiosamente es un sabor que en el plato no suele agradarme y hoy, como va sucediendo plato a plato, me demuestran que una cosa es que las cosas sepan a algo en concreto y otra muy distinta es que un ingrediente sea un protagonista más.
Y terminamos la estupenda cena con el pastel de praline de avellana, espuma de whisky y helado de vainilla. Nos confiesan que el helado viene del maestro de Santutxu. Del restaurante sale la idea de lo que quieren y él le da forma. He tenido ocasión de probar en varias ocasiones sus helados y la verdad es que están para quitarse el sombrero. De sabores increíbles.
Yo un amante de los mazapanes y en este postre lo que más me marca es eso precisamente, el sabor a mazapán. Como no puede ser de otro modo, el whisky está ahí pero de manera muy sutil. Estupendo remate para una co-jonuda cena.
La nota es que le pongo es el resultado global de la experiencia.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/

Que diría el malhumorado Umbral, pues eso yo vengo a hablar de mi menú y por eso no quiero decir que la experiencia de mis dos anteriores paisanos no sea la mas cercana a la realidad del local, sin embargo mi experiencia a sido bastante discreta.

Como he comentado me baso en un menú creado para la ocasión de los famosos bonos u ofertas , tras mi dilatada experiencia en este tema hace tiempo que opte por coger estas ofertas solo de locales de contrastado prestigio , ya que son los que se juegan este prestigio en caso de hacerlo mal .

No digo que este sea el caso, pero me esperaba mas, digamos que fue correcto, aprobado por pelos.

Teniendo en cuenta que este local es el hermano pequeño del AndraMari, uno de nuestros estrellados, el enunciado del menú se me hizo atractivo, solo había tenido una experiencia anterior, en una boda por lo que no cuenta.

Doble aperitivo Aretxondo con copita de Txakoli:
• Croqueta de amama
• Txupito de espárragos
Entrante:
• Taco de Foie a la plancha sobre crema de calabaza
Primer plato:
• Sardina ahumada sobre esponja de cebolla morada de Zalla y huevas de salmón
Segundos:
• Merluza a la plancha con crema de anisados
• Entrecotte en láminas con espuma de parmesano y jugo de carne
Postre:
• Torrija caramelizada de coco con helado de mango
Bebida:
• Copa de Viña Albina Reserva 07
Café Baqué

Decir que se nos ofreció una copa de txakoli, que no estaba en el bono, por lo que es de agradecer, lo que no me gusto es el txakoli, un vino sin D.O y además bastante mediocre, por lo que optamos por pedir una botella de juve capms a 18€ +iva , comento este detalle del txakoli, porque luego vimos que a otros comensales que tenían el bono se le puso con D.O, no es criterio para un sitio serio.

El menú por 35€, entra dentro de una calidad-precio correcta, sin embargo no había nada destacable, miento las croquetas estaban muy ricas.

A excepción de las croquetas, lo demás fue un tanto decepcionante, foie a la plancha sobre una crema caliente de calabaza, la sardina bien la esponja demasiado suave, la merluza pasada, para mi gusto y el entrecotte, correcto.

Soy un gran torrijero, además de ser un poco torrijas y si soy sincero no me gusto nada esta torrija, el pan demasiado poroso y demasiado empapado de leche, con sabor a leche y pan, sin los sabores dulzones y cremosos que caracterizan a una buena torrija.

La que salio encanta fue Uxue, su ración de seis ricas croquetas, su medio solomillo rico y helado por unos 20€.

Alguno dirá, que por 15€ mas que voy a pedir y no le falta razón, pero es preferible no darse a conocer con estos bonos si no vas a desplegar todo tu encanto, este local trabaja bastante de hecho había mucha gente, tiene fama contrastada y sinceramente no acabamos nada contentos , ni yo ni Ana , que es menos exigente , de hecho muchas veces la pregunto su parecer y generalmente coincidimos y en este caso me dijo , cuando la dije que me puntuase la velada me dio un 6 , cuando la dije que tenis que ser un 5 o un 7 , me comento que entonces un 5 , yo haré que la media de ese 6 .

Comento esto por si algún forero al que no nombrare se mete conmigo, y joNO miro a nadie.

Otro detalle que no me gusto es que cuando pedí el famoso tokaji de 6 puttonyos , me pusieron de 3 y cuando les comente que me habían comentado lo de los 6 , me sacaron el final de la botella , se ve que tenían solo esa botella , ¡ojo¡ que en la carta de vinos no ponía el numero puttonyos y el precio de la copa 6,3€ , fácil que sea de un vino con menos puttonyos , por lo tanto tuve suerte de que Juanjo lo probase y Juanjo tuvo suerte de que abriesen esa botella , cosa que no me parece de seguir un criterio .

En resumen las expectativas son malas compañeras de viaje y este comentario esta hecho desde nuestra subjetividad ya digo que es un local en el que se come bien.

Hay ocasiones en las que uno acude a un restaurante sabiendo que va a comer bien, pero confluyen una serie de circunstancias ajenas a uno mismo que hacen que se disfrute de forma desmesurada e inesperada desde el mismo momento en que te sientas en la mesa hasta que se le da el último sorbo al café que da por finalizada la comida.
Acudí al Aretxondo sabiendo que es una cocina “diferente”, “pelín más tradicional” o directamente se podría decir que está en un nivel más modesto que la de su hermano gemelo Andra Mari. Acudí además con la errónea convicción de que la experiencia gastronómica iba a ser inferior a la vivida hace un mes en Andra Mari…”craso error”.
En este restaurante sucedió, y no sé por qué, que todos los factores que determinan una buena experiencia gastronómica se alinean de la forma adecuada: buen ambiente de sala, buena gastronomía, buenos vinos y la mejor compañera de mesa, dando paso a una magia que le hace a uno ir llenándose emocionalmente hasta salir del local con una sonrisa de oreja a oreja. Pues así fue como me sucedió y a continuación expondré el desarrollo de los acontecimientos que me llevaron a ese estado emocional:

Al igual que he hecho yo con el compañero Gastiola en más de una ocasión, en este caso es él el que me ha ahorrado el trabajo de describir el local y el entorno.
Es nuestra primera visita a este restaurante; previa reserva telefónica, nos presentamos muy pronto y somos los primeros en estrenar su gran comedor rodeado de madera y ventanales. Nos ubican en una estupenda mesa cuadrada situada junto a una de las ventanas. Buenas vistas que hoy no lo son tanto debido a las nubes bajas que todo lo ocultan y que no dejan de regar el valle. Un día soleado será otro cantar…

Entre las numerosas opciones que ofrecen, Menú ejecutivo (18,15 € Iva incluido) que incluye bebidas, Menú Aretxondo (38,5 € Iva incluido) con vino y café, Menú Gastronómico (60,80 € Iva incluido) incluye vino, y carta. Nos decantamos por esta última opción para satisfacer nuestras apetencias.

Dos comensales, los dos primeros platos fueron a compartir y los emplataron individualmente:

**APERITIVO (por cuenta de la casa): una cuchara con ENSALADILLA DE TXANGURRO Y TOSTADA DE ATÚN CON PIMIENTO Y PIPARRA. Me encanta este comienzo.

**CIGALA CRUJIENTE DE CORTEZA DE TRIGO EN SU JUGO: Hermosa cola de cigala, crujiente por fuera debido a la cubierta de corteza de trigo que la vestía y muy jugosa por dentro. En el fondo del plato había como una especie de fumet que potenciaba más si cabe el sabor de la cigala. Nos encantó. (VER FOTO)

**BEGIHAUNDI CON YEMA DE CASERÍO A LA PLANCHA Y AROMA DE AZAFRÁN: Plato original y muy colorista. El Begihaundi (calamar), estaba en su punto y lo habían impregnado de aroma de azafrán…nunca lo había probado con esos matices. Acompañado de una yema de huevo a la plancha y de salsa de chipirón, todo mezclado generaba sabores no había probado antes y me sorprendieron muy gratamente. (VER FOTO)

**TIMBAL DE RABO DE BUEY ESTOFADO (Elección de mi acompañante):
Este plato no suele fallar cuando está bien hecho y así fue. Venía acompañado con un penacho de espuma de queso Parmesano que le iba de maravilla. Plato de sabor potente como tiene que ser, carne jugosa y el disfrute como protagonista. (VER FOTO)

**DEGUSTACIÓN DE BACALAO: PIL-PIL, CLUB RANERO Y VIZCAÍNA (Mi elección). 3 buenos trozos de bacalao, cada uno con la salsa detallada, bacalao en su punto. El que más me gustó fue sin duda el pil-pil. Hacía tiempo que no tomaba bacalao y con este plato quedé muy satisfecho.

POSTRES:

**IRLANDÉS DECONSTRUIDO: VAINILLA, CHOCOLATE, WHISKY Y CAFÉ (Elección de mi acompañante): presentado en un vaso, con sus diferentes capas. Chocolate granulado abajo, helado de vainilla al medio y crema de whisky y café coronando el vaso junto con unas tejas. De esos postres de meter la cuchara hasta el fondo y sacarla arrastrando todo lo que quepa. Lo probé y me gustó.

**TORRIJA DE COCO CARAMELIZADA CON HELADO DE MANGO (Mi elección): el coco no suele ser mi fuerte, pero tenía curiosidad y lo pedí. Torrija jugosa a más no poder, con sabor sutil a coco que se endulzaba con el helado de mango. Me gustó mucho.

VINO:
carta con predominio de Riojas y Riberas. También contenía un poco de todo del resto de las denominaciones con una o dos referencias en cada una de ellas. Veo entre los blancos que tienen AS SORTES, Valdeorras de Rafael Palacios (recientemente recomendado por el veremero JaviValencia) pero me comentan que no les queda ninguna botella…¡vaya, me quedo con las ganas!
Segundo intento y acierto…nos decidimos por un ENATE Chardonnay 2010, vino blanco, Somontano. Copas aceptables, presentación de botella, descorche, prueba, primer servicio y llenado esporádico de copas durante la comida. Temperatura adecuada de la botella y reposo en cubitera. Aromas a tostados, a mí personalmente me gusta mucho porque es un blanco que tiene fuerza. A mi compañera le gusta menos ya que le gustan vinos más afrutados. Es el primer ENATE que pedimos en un restaurante y a mí me ha convencido y mucho. (23,10 € Iva incluido).

En este apartado incluiré también los vinos dulces que acompañaron a los postres. Yo directamente me decanto por un PX NOÉ…qué decir de este vino, riquísimo. (7,40 € copa con Iva)
Mi acompañante tiene curiosidad por un vino que hay en carta Oremus Tokaji Aszú 2002- 6 Puttonyos (cantidad de uva utilizada para elaborar el vino...6 Puttonyos es el máximo). Por el nombre, pienso en un primer momento que se trata de un vino japonés, pero me comenta la mujer que nos atiende en mesa que se trata de un vino Húngaro…¡qué cosas! (me digo riéndome de mí mismo).
Como mi compañera está lanzada, se pide otra copita de este vino húngaro y cuál es nuestra sorpresa que no es que esté bueno, está lo siguiente. ¡Qué matices! No sabría describirlos; animo a cualquiera a probarlo si se cruza en su camino y que juzgue cada uno.

Además, cuenta la historia que el propio Voltaire, al probar este vino dijo “este vino vigoriza cada fibra de mi cerebro, y produce en lo más profundo de mi alma un destello encantador de inteligencia y buen humor”…sospecho que esta frase fue más fruto de la cantidad de licor que bebió que de la calidad del mismo. Yo solo puedo decir que después de beberlo me sentí como un campeón.

PAN: Chapatas individuales de pan artesano. En este apartado se echa de menos la variedad de panes que tiene su gemelo Andra Mari. Aun así, el pan estaba bien crujiente y rico.

También bebimos una botella de agua.

Café solo muy rico e infusión de té rojo y trufa realmente rica, de las mejores que he probado. Se acompañaron de pastas varias detalle de la casa.

La cuenta ascendió a 144,65 € (Iva incluido). Es dinero, y mucho, pero para mí el disfrute ha sido tal que en mi particular economía emocional ha salido gratis.

El servicio de mesa, al igual que en el Andra Mari, formado por mujeres vestidas con traje tradicional. Atención estupenda, gobernando el tiempo entre cocina y mesa, sin que faltara nada en ningún momento. Además, con una de ellas mantuvimos una conversación muy agradable e instructiva sobre los vinos que tomamos, sobre todo hablamos del Tokaji Aszú.

Local que me ha encantado, no sé si ha sido un día puntual o será una sensación que perdurará en las siguientes visitas que le haga. Pese a dispensar una cocina un poquito más tradicional y menos arriesgada que la de su hermano Andra Mari, en mi caso particular, ha conseguido hacerme vivir una experiencia realmente redonda.

  • Timbal de rabo de buey estofado

    Timbal de rabo de buey estofado

  • Begihaundi con yema de caserío a la plancha y aroma de azafrán

    Begihaundi con yema de caserío a la plancha y aroma de azafrán

  • Cigala crujiente de corteza de trigo en su jugo

    Cigala crujiente de corteza de trigo en su jugo

Hermano del Andra Mari, situado un poco antes de llegar a éste, se encuentra este precioso caserío.
Preciosa la entrada ajardinada, con setos, árboles, un muy buen aparcamiento, una zona cubierta para poder tomar algo antes o después. Decorados con objetos utilizados por nuestros antiguos aldeanos, encontramos sus comedores, uno muy amplio y alguno más pequeño, más íntimo.
Correcta la separación entre las mesas de buen tamaño, buena vajilla, buena cubertería, buena cristalería y estupenda mantelería.
Las camareras, ataviadas con ropas típicas de las mujeres vascas de antaño, con una profesionalidad más que probada, muy atentas en todo momento.
El comedor principal tenía hoy mucha afluencia, al menos unas 50 personas y los tiempos de servicio han sido impecables, sin demora alguna.
Dos buenas txapatas de pan tierno.
Como aperitivo no han sacado un hojaldre con queso filadelfia y un txupito de crema de hongos, ambos muy ricos.
De entrantes nos hemos decantado por una ración generosa de jamón de bellota, de buen comer, punto exacto de sal, nada pastoso, de los que da mucha pena que se termine.
Después hemos pedido unas verduras con jugo de carne, otro plato a destacar, sobre todo me ha impresionado la zanahoria, al masticarla parecía casi patata, muy lograda, al igual que lo demás, un acierto el jugo de carne que le daba al plato un toque muy especial.
Yo he pedido una degustación de bakalao, una ración generosa, pil-pil, club ranero y bizkaina, a cada cual más rico pero a mi me tiene enamorado el pil-pil, que encima en este caso estaba muy bien logrado.
Ella ha pedido un entrecotte a la brasa pero que tenía un toque diferente con una salsa que no sé exactamente de que era, a ella se ha encantado, yo hubiese preferido la carne sin más. Además venía acompañado de un par de croquetas de hongos que estaban de muerte.
Como han visto que probábamos de los dos platos indiferentemente nos han dicho que otro día pidamos que nos los emplaten individualmente, un detalle a tener en cuenta.
El postre? ufffffffff. Una mezcla tremendamente rica de merengue con mango, fresa, bizcocho y algo más que daba al conjunto una frescura logradísima, rico, más que eso, riquísimo.
Para beber nos hemos decantado hoy por un txakoli Itsasmendi 7 me parece un vino a tener muy en cuenta. Aroma frutal sin duda alguna, fresco, estupenda acidez y un postgusto bien largo. Está rico, está muy rico. Los precios de los vinos muy ajustados por cierto. El del txakolí han sido 16 euros.
Un estupendo cortadito y una copita de Riesling Gramona, buen vino dulce que me ha recordado un tanto al Mocatel otxoa, me ha gustao, la verdad.
Pues no tiene mucho que envidiar a su hermano mayor este restaurante, a fin de cuentas lo gestionan los mismos propietarios.
Sitio a tener muy en cuenta si se visita la zona.

  • Postre.

    Postre.

  • Degistación de bakalao.

    Degistación de bakalao.

  • Verduras con jugo de carne.

    Verduras con jugo de carne.

Nuestra primera visita a ese restaurante, ubicado en un bonito entorno y junto a otro clásico, el Andra Mari. La comida ha sido correcta, algunos puntos claramente mejorables, y en general sin platos sorprendentes. Para empezar una ensalada de bogavante y centollo con láminas de atún. Notable el primero y aprobado justo el segundo. Como platos principales, manitas de ibérico con muy escasa salsa vizcaina, y begihaundi con salsa negra, este último también correcto. Los postres también sencillos y ricos.
Destacaría como negativo que las opciones son escasas. Apenas unos 4 pescados y otros 4 de carne.

Caserío muy bonito, rodeado de árboles y un precioso jardín. Igualmente el comedor, con buenas vistas a las montañas, amplias mesas, separadas, sin apretujones. Tiene, al menos, otros dos comedores más pequeños.
Muy buena atención.
Es mi segunda visita, y la comida igual de excelente en ambas ocasiones. Tan sabrosos los pescados, bacalao, Begi Haundi asado (es algo como un chipirón), como las carnes, pichón, solomillo con salsa de Idiazábal, todo con un toque que le da un sabor muy personal. La misma calidad en los postres. Algunas novedades en la carta respecto a mi primera vez. Menú gastronómico 48 €.
Amplia carta de vinos, unos 80 Riojas. Menos, pero bastantes Riberas, y dos o tres de Somontano, Toro, Navarra, Priorat, Valdeorras, alguno francés y portugués. Blancos de Penedés, Rías Baixas, Valdeorras, Rueda y por supuesto Txacolí. Algunos rosados, y cinco o seis vinos para postre. El Remelluri R99 (17 €), ya llegó abierto a la mesa, a temperatura correcta y servido en copas adecuadas.

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