El FOGON DE TRIFON puede confundir por varios motivos…, en pleno barrio de Salamanca, local muy pequeño y supongo que agobiante cuando está lleno, precios elevados, el tono canalla con el que te recibe Trifón en su casa, ¿es tasca? ¿es restaurante…?, en resumen su apariencia externa es difícil de calificar, en lo que no engaña es en su cocina: muy buena materia prima y muy buena elaboración del producto.

Independientemente de las propuestas de las cartas (a base de guisos y potentes carnes), es obligatorio acudir a la cocina de temporada que recomienda Trifón, en la que destaca la calidad de la materia prima y muy buenos puntos de cocina. En mi primera visita (ansiada desde hace tiempo), de entre las propuestas de temporada nos decantamos por unos espectaculares espárragos de navarra (mayonesa muy buena) y un delicioso revuelto de cardillos y oricios (realmente espectacular con exceso de sal, tal vez).

De la carta pedimos unas espectaculares habas con chopitos y jamón (la salsa que los acompaña a base de tomate simplemente espectacular), las albóndigas (buenas pero albóndigas) y para acabar rabo de toro desmenuzado (bueno).

Para acompañar la cena el siempre fantástico SANTA ROSA. La carta de vinos es muy amplia con propuestas muy interesantes.

El servicio de sala es muy atento, te vas con la sensación de haber comido en casa, no destacando el local en cuanto a la vajilla, cubertería, copas, etc…

En resumen: en El FOGON DE TRIFON se come muy bien.

Trifón es un crack, un tipo especial.
La carta es muy tradicional, prima una buena materia prima y una excelente elaboración.
La carta de vinos es ámplia, también ponen buenas copas.
Entre sus platos estrella, el rabo de toro y los chipirones encebollados.
En temporada, buenas setas.
La última vez que estuve, hará un par de semanas, tomamos ortiguillas, lo que no es muy habitual por estos lares.
Recomendable, aunque no es barato.

Restaurante en pleno barrio salamanca, con una pequeña barra en la entrada, muy pocas mesas en el comedor, bastante juntas. El restaurante suele estar lleno, con una excelente materia prima, muy buena bodega y muy buen servicio.

Dos comensales en mesa, aperitivo de la casa una crema de foie (muy buena), para comenzar resaltar las cocochas plancha. Como plato principal rabo de toro muy bueno, en textura como en presentación.

Bodega amplia con muy buenas referencias, el servicio del vino perfecto. Tomamos Habla del Silencio D.O. Ribera del Guadiana.

Para terminar cafés, postres al medio y GT Bombay y Ron Pampero aniversario.

Pequeño, coqueto y acogedor local situado en pleno Barrio de Salamanca. Decoración elegante, cálida y sencilla y mesas quizá demasiado juntas.

La cocina es de temporada y se basa en la calidad de materia prima, cocinada con buenos puntos y ofreciendo algunas recetas atrevidas, originales y muy interesantes (por ejemplo los “chupa-chups” de codorniz o los sacos de manitas de cordero). Postres caseros originales, sabrosos y muy bien resueltos. Raciones de buen tamaño y presentación. Destacable.

La carta de vinos es interesante y completa, basada en producto nacional con algún buen champagne de complemento. Están los mas grandes vinos nacionales junto con otros menos conocidos pero sumamente interesantes. La amistad de Trifón con Alvaro Palacios o Peter Sissek se nota en la carta. Precios correctos, aunque no en todos los vinos. Vajilla y cristalería adecuadas. Vinos conservados en cavas climatizadas.

Lo mejor, el ambiente y el servicio. Trifón y sus chicos consiguen con su amabilidad y profesionalidad algo siempre complicado en un restaurante: que te sientas como en casa. Local totalmente recomendable, siempre lleno, mejor visitar entre semana. Precio medio 50 euros sin vino.

Pequeño bar con restaurante dedicado fundamentalmente al culto del vino. Impresionante armario bodega mostrando un helenco impactante: Pingus, L’Ermita, Pesus y Cirsion. Desde el primer momento se respira amor al vino en este local, sobre todo si miramos sus paredes y expositores, donde podemos contemplar una selección de vinos notabilísima. Como no teníamos mucho hambre, tomamos dos copas de Mantel Blanco Rueda y otras dos de Estancia Piedra, ambas recomendadas por Trifón, que estuvo amabilísimo y muy pendiente durante todo momento, unas croquetas de morcilla estupendas y un rabo de toro, que nos deshuesaron, macanudo. A destacar también las gambas de Huelva recién cocidas. Carta de vinos impresionante, buenas copas y excelente servicio. El local? Para mí tiene su encanto, no todos los locales tienen por qué ser amplios y espaciosos; éste tiene un no se qué que lo hace especial, eso sí, no vayáis un fin de semana por la noche... es mucho más recomendable ir entre semana. Buena RCP tanto de la comida como de los vinos. Para disfrutar e ir en compañía.

Enoteca y pequeño restaurante de apenas 20 metros.Yo estuve en el restaurante un sabado noche,y sufrí lo que son sus defectos:espacio mínimo entre mesas y molesto ruido continuo;hablando con su propietario me dijo que lo mejor es ir una noche entre semana(eso sí previa reserva).Carta no muy amplia ,pero bien resuelta en su minuscula cocina.Tome almejas a la plancha,ensalada de perdiz,revuelto de setas con mollejas de cordero y esparragos ,rabo de toro y una porción de tarta de queso con crema de aceitunas;para beber El Regajal 2004.Precio 88 Euros.Tiene parking concertado.El vino esta bien cuidado: buena carta (precios en tienda 1,5-2,5),copas aceptables,Tªy servicio profesional.Os podreis encontrar con Pepe Mendoza ó Santí Santamaría,entre otros comensales.