Pequeño, coqueto y acogedor local situado en pleno Barrio de Salamanca.

Pequeño, coqueto y acogedor local situado en pleno Barrio de Salamanca. Decoración elegante, cálida y sencilla y mesas quizá demasiado juntas.

La cocina es de temporada y se basa en la calidad de materia prima, cocinada con buenos puntos y ofreciendo algunas recetas atrevidas, originales y muy interesantes (por ejemplo los “chupa-chups” de codorniz o los sacos de manitas de cordero). Postres caseros originales, sabrosos y muy bien resueltos. Raciones de buen tamaño y presentación. Destacable.

La carta de vinos es interesante y completa, basada en producto nacional con algún buen champagne de complemento. Están los mas grandes vinos nacionales junto con otros menos conocidos pero sumamente interesantes. La amistad de Trifón con Alvaro Palacios o Peter Sissek se nota en la carta. Precios correctos, aunque no en todos los vinos. Vajilla y cristalería adecuadas. Vinos conservados en cavas climatizadas.

Lo mejor, el ambiente y el servicio. Trifón y sus chicos consiguen con su amabilidad y profesionalidad algo siempre complicado en un restaurante: que te sientas como en casa. Local totalmente recomendable, siempre lleno, mejor visitar entre semana. Precio medio 50 euros sin vino.

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