Por fin he conocido este local de larga trayectoria y al que hemos venido por descubrir su afamado arroz al horno. El local es acogedor, paredes blancas, amplias y cómodas mesas con mantel blanco, si bien hay poca separación entre mesas. Propietario agradable atendiendo la mesa, sala medio vacia a pesar de ser sábado. De entrante recibimos un excelente alioli con tiras de pan tostado (2€). Invita a repetir mucho mientras se hace tiempo para la llegada de los entrantes. La carta de vinos es la peor parte de la experiencia. Corta, escrita a mano, con poca información y precios muy caros. En un bloque de vinos riojanos, todos a 25€, pido un "Viña Real" (lo único que ponia en la carta) y resulta ser un Gran Reserva 1994 que el propietario decanta muy correctamente. El vino, además, sale muy bueno y resulta excelente por ese precio ... pero podia haber sido cualquier otra añada o crianza.

Los entrantes son unas muy buenas anchoas naturales (unidad 2,50€), sabrosas croquetas de ibérico (10€) y sepia callo a la plancha (15€), buena aunque algo dura de textura para mi gusto. Como plato principal el arroz al horno (13€) servido en cazuelas individuales planas y de sólo 2 centímetros de altura. No resulta nada pesado, su gran virtud, pero le encuentro a faltar algo más de sabor. He tomado grandes arroces al horno en el entorno familiar y éste no llega a la altura de los que estoy acostumbrado. En cambio, el entrecot a la brasa (15€) que toma mi acompañante está excelente, con la carne my poco hecha, así como la pechuga de pollo "el corralot" con patatas fritas (10€) que hace las delicias de los niños. Finalmente un coulant de chocolate negro simplemente correcto.

En definitiva, buena materia prima, local y atención en mesa agradable. Lo que menos me ha gustado es la carta de vinos y el propio arroz al horno, al que quizás venía con demasiadas expectativas. Un sitio para repetir más si no estuviera a 20 minutos en coche de Valencia.

Cocina valenciana a la que intentan importar algun elemento externo.
Local adusto, sobrio, sin ninguna luz. Sin ningún encanto.
Buenos entrantes, muy buenos: hojaldre de morcilla y queso, sepionet y alcachofas plancha.
De segundo chuletón: duro, correoso y sin sabor. Pésimo.
Fabuloso el postre, un original suflé de naranja.
Tomamos un Quincha Corral 2003 (50€, bien) sin ningún aderezo en el servicio del mismo. Cristalería ramplona.
Buen servicio.
RCP muy caro, 170 € / dos pax.

Comer bien en Puçol, en el Rincón del Faro ya no es noticia, por que si bien Vicente Ballester siempre se porta, siempre cumple y nunca decepciona…Esta vez, es que se ha salido!
…Si comenzamos bien con un sabroso Torrat de huerta Valenciana, unas riquísimas, frescas y tiernas alcachofas a la plancha y un delicioso hojaldre de morcilla…La continuación fue ‘In crecciento’ para rematar con un COLOSAL arroz en Fesols y nabs…Simplemente MAGISTRAL!
Tan valenciana propuesta no podía ser por menos que regada con un redondísimo y sublime Quincha Corral, que en un plomizo y lluvioso miércoles de Octubre maridó magistralmente con el arroz, para paulatinamente acabar difuminando todo lo que a nuestra mesa rodeaba, con la que estaba cayendo fuera!
Estupenda sobremesa con moscatel de Alicante, para alargar un momento realmente calido y mágico!
Gracias Vicente y Gracias Rincón de Faro!

Decepción máxima. La entrada al local fue gratificante. Me gustó. Tiene dos reservados que son ideales para disfrutar. Otro tema es el resto. Dos comensales. Dos entradas, un tronco de bonito con pimientos del piquillo (15e) y unas croquetas de ibericos (nos cobraron 15e cuando en la carta marcaba 12e). Fideua de fideo fino de marisco (nos cobraron a 24e la ración cuando en la carta marcaba 20e). Para beber un Rueda; Mantel Blanco (15e).Las croquetas pobres de necesidad, si me ponen al lado unas del Capitan Pescanova no se por las que me hubiera decantado. La fideua, la más triste que he podido degustar. Pasada la cocción y sin integrar el sabor. La carta de vinos es pésima y a unos precios, bufff¡. Dos cervezas, más cafés hacen un total de 111,28e (los precios anteriores no incluyen el IVA). Hay algunos a los que no vuelvo, y este es uno de ellos.

El local, no es precisamente grande, ni lujoso, pero esta perfectamente ambientado y decorado, es cómodo, limpio y muy acogedor!
Cocina Tradicional Mediterránea Valenciana con guiños imaginativos de autor. La propuesta culinaria, esta basada en dos alternativas: La Carta o menú fijo y las sugerencias diarias...Todo estupendo!
Las materia primas son fresquísimas y minuciosamente seleccionadas a diario.
Entradas y postres muy buenos.
Las especialidades son sus arroces de todo tipo, destacar el Arroz al Horno, uno de los mejores de Valencia y provincia!
La bodega es quizá, el punto mas débil de este gran restaurante, sin ser mala, es sin duda, algo rancia, justa y de elevado precio!
Servicio de vino, a temperatura y en climatizadores adecuados, pero las copas de vino son muy mejorables!
Calidad / Precio, exceptuando el vino...Buenísima!
En definitiva... Un gran restaurante, serio, honrado, honesto y muy digno!
Muy recomendable! Vale la pena dejarse caer por Puzol para conocer y