Restaurante Alabaster en Madrid
Restaurante Alabaster
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
69 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
8.2
Precio medio entorno ENTORNO
8.3
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Café de nota
Ricos ricos
Liebre a la royal
Carré fuera de serie
El San Martiño
Aperitivo
Vinos
Mousse de queso, milhojas con piña y fresas con nata
Huevo con patata y carabinero
Lomos de jurel con zanahorias y rabanitos
Chipirones asados con pimientos de Padrón
Buey de mar con tempura de algas
Arroz con bogavante frito
Caballa escabechada con verduras
Huevo con carabinero asado
Carpaccio de gamba roja
Ensaladilla con ventresca de bonito
Brandada y pieles de bacalao
Bizcocho fluido de pistacho con helado de yogurt griego.
Manzana verde, granizado de gin y enebro, helado de manzana verde
Lomo de ternera gallega
Lomos de salmonete al horno
Huevo pochado a baja temperatura, empanado y frito.
Zamburiñas, caldo de pimientos verdes y salicornias
Lengua de ternera lacada con carabinero
Jurel con caldo de salazones
Zamburiña curada en “auga mareira”
Mollejas  glaseadas con trinchado de patata
Bonito asado con jugo de sus espinas y callos
Chipirones salteados con espárragos verdes y mostaza
Lomo de merluza al vapor
Cardo con berberechos y trufa negra
Tosta de sardina ahumada
sardina ahumada
merluza
arroz con pularda
Opiniones de Alabaster
OPINIONES
28

Las ocasiones importantes merecen restaurantes a la altura, y Alabaster es uno de ellos. Durante la comida hubo risas, recuerdos y alguna lagrimita. En la mesa, cocina delicada, y en sala profesionalidad y elegancia. Vamos a ello, que hay mucha chicha que contar.

Nos acomodan en mesa casi al fondo, salón totalmente vacío por la tempranísima hora, 13.30. Luego llenaría hasta la bandera. Unas cervecitas y aceitunas aliñadas y a continuación Fran nos aconseja con su habitual amabilidad.

Nos ofrece fuera de carta Raya en escabeche y Aleta de Pinto. También nos habla de medias raciones tanto en entrantes como en principales, gran opción para conocer más a fondo su cocina. Finalmente nos decidimos por lo clásico, tres entrantes y los principales.

Como aperitivo de la casa, una agradable cazuelita de mejillón al curry y cúrcuma, buen producto y las notas de curry muy medidas para no perjudicar lo que venga.

Atacamos los entrantes, todos ellos emplatados individualmente:
Sardina ahumada en tosta con queso Arzúa, tomate y cebolleta. Puede ser el pincho ideal. Sardina tersa, sabor y aromas delicados, solo el poquito de tomate bajo la sardina ya te da que pensar. Y en la delgada tosta… frutos secos y pasas. Como comentó el gran Isaac, indispensable.

Alcachofas fritas con paté de encurtidos y anchoas. Partidas en medios con un rebozado crujiente sin ser ligero, bastante alejado de una tempura y auténtico en boca. Acompañadas de un cuasi puré denso, buen sabor a encurtido pero muy controlado para que no se coma la verdura. Un entrante sin remilgos.

Continuamos con unos Chipirones salteados con habitas verdes y mostaza. Buen producto, punto exacto, pero falto de conjunción con la verdura y la salsa. Sin dudas el entrante más flojo.

Al principio le pedí consejo a Fran, ya que dudaba entre el Galo Celta y un Rape que me había llamado la atención por su descripción en carta. Me indicó que éste último era un plato más interesante, y vaya si acertó.

El susodicho Rape en roast-beef, encurtidos caseros y salsa gribiche es una delicia. Llama mi atención la textura del rape, al contrario de otras preparaciones en que éste queda muy consistente y con su carne prieta, éste, sin perder su carácter y sabor, es muy meloso. A pesar de que se presenta cortado en rodajas de aproximadamente 1 cm., éstas parecen lascas desprendidas de una gran merluza u otro pescado de textura más fina. La compañía no desmerecía: de nuevo alcachofas, unas cebollitas encurtidas deliciosas, huevas y una salsa gribiche – del estilo de la tártara – muy fina. Para mí, platazo.

Comentar también que con la ya famosa merluza de este local, mi padre disfrutó como un niño, y mi mujer acertó de pleno con un Steak Tartare de ternera gallega con yema de huevo curada. Uno de los mejores que he probado, producto espectacular, maestría en el cuchillo y en los condimentos, gran sabor y aromas que no solo agradaban sino que perduraban en boca y nariz como si de un gran vino se tratara. Qué alegría haber asaltado el plato de mi mujer !!

Para terminar, una selección de quesos de calidad, pero para mis ansias queseras, de muy exigua cantidad. Espectacular un queso por el que pregunté a Oscar, tipo brie pero de profundo sabor, tan cremoso que al tocarlo se deshacía. Me comentó que es un cabra elaborado por Quesería Elvira García en Avila y se lo sirve Guillermina, de Los Quesos de Lámelie.
Mis compis pidieron un Sorbete de limón verde y un Milhojas casero con crema de vainilla al bourbon, también a gran nivel.

Mención aparte merece el trato de los vinos en el que Oscar derrocha conocimiento y acierto en la elección. Con una elegancia discreta nos muestra tres opciones, todas ellas fuera de carta, y reafirma nuestra elección de un Zárate, albariño con carácter que fue muy bien con todo y curiosamente nos gustó a los tres.

En cuanto a los postres, nos maridó los quesos con un chenin blanc – Fleurs D’Erables de Domaine des Sablonnettes – y el Milhojas con un dulce natural de La Palma – Sabro/Gual de Bodegas Teneguía - . Para marchar con buen sabor de boca, una copa de Mistela del Montsant, - Carratell de Celler Capçanes -.
Con unos cafelitos y una agradable charla con Fran, nos fuimos tan contentos de allí.
Esto de tener que puntuar es difícil, pero vamos a ello. El producto es excelente, su cocina elegante y los sabores auténticos. Todo ello hace un notable alto. En mi opinión no llega al 10 por falta de punch en algunos asaltos, como los entrantes, pero esto va en gustos.

Aunque con el aforo completo hubo algunos desajustes en el ritmo de platos, la Sala es de libro. Oscar y Fran brillan con luz propia, te sientes atendido como un marqués pero, al mismo tiempo, tan a gusto como si estuvieras en el salón de tu casa en pijama y zapatillas. Ya me entendéis…

CRÓNICA AD HOC

Comida de trabajo en Alabaster, donde trabaja un sumiller que conozco, llamado Fran Ramirez, finalista del premio Vilaviniteca en algunas ocasiones y en parte propietario del mismo. Esta vez no es un análisis completo, pero comentaré, que no fue igual que la primera, ni casi.

Aperitivo con Sanlúcar: Manzanilla Sacristía AB 2014 Primera saca, suave, abocado, juvenil, con vida.
Pan y aperitivo. 3,80 euros
Agua 2,90 euros

Colmenillas salteadas con tirabeques, buen resultado de sabor y textura. Maridaje con El Tresillo amontillado fino de Jerez.
11 euros

"San Martiño" napado, pescado oculto con brocoli plancha. Mucha salsa no es atractiva. Blas Muñoz blanco fermentado en barrica 2013. Chardonnay correcta de Toledo.
13 euros

Manitas y Oreja, plato castizo y típico de los madriles, bien presentado y elaborado. Sabor limpio y crujiente. Sabroso. Un 9.
11 euros

Chateau Le Puy para finalizar a ciegas, y después de un par de Burdeos blanco y tinto previos, que no dijeron nada de nada.
Precio del maridaje completo: 26 euros

Postre de torrijas con helado, abundante y muy jugosas. Moscatel Micaela de Bodegas Baron. Jerez suave y con dulzor suficiente, pero que no se apodera.
8 euros

SOBERANÍA
Thedocadhocconcept.com

No es como lo pinto ni como lo pinté. La definición es el intento de mejorar con menos gasto al mismo costo. Creo que se le debe dar un pequeño tirón de orejas, porque el intento fue justo, pero la sumillería de Fran fue espléndida, no la del intento el 21 de Abril.

Local situado en una de las zonas nobles por excelencia de la capital, a espaldas del ayuntamiento, ocupando un amplio espacio que consta de una barra con su zona de mesas altas y un bonito comedor, moderno y acogedor, presidido por una gran bodega acristalada y con un par de reservados adjuntos. Nos acoplaron en uno de ellos donde estuvimos muy a gusto celebrado una cata de Champagnes con unos amigos. Una puesta en escena impecable la de este restaurante.

Para cenar nos prepararon un menú degustación muy académico y basado en un producto de muy buena calidad y en recetas sin complicaciones, con inspiraciones clásicas y algunos guiños a una modernidad bien entendida, destacando obviamente el producto marino que es el santo y seña de esta casa, con una clara vinculación gallega. Nos sirvieron los siguientes platos.

Arenque ahumado con guacamole: un aperitivo muy rico para comenzar, fantástico ese arenque sobre una base de guacamole y acompañado por un crujiente de maíz. Curioso mestizaje.

  • Lomo de merluza al vapor

    Lomo de merluza al vapor

  • Cardo con berberechos y trufa negra

    Cardo con berberechos y trufa negra

  • Tosta de sardina ahumada

    Tosta de sardina ahumada

Cena en ALABASTER, restaurante situado en la calle Montalbán, entre el Retiro y el Ayuntamiento. El local está muy bien decorado, en plan minimalista, ladrillo visto y tonos blancos. Dispone de dos amplios comedores y varios reservados, junto a una cómoda zona de barra con mesas altas. A pesar de ser un semisótano, gracias a la acertadísima decoración, el local resulta muy luminoso y acogedor.

Practican una cocina gallega de mucho nivel, con pocas propuestas pero todas muy apetecibles. Viernes noche, menos mal que íbamos con reserva porque estaban hasta arriba. Ambiente un tanto pijillo como corresponde a la zona noble de Madrid donde se asientan. Nos decidimos por cenar de raciones en las mesas altas de la barra, muy amplias y con unas banquetas comodísimas.

Nos toma nota un camarero muy atento que nos orienta perfectamente sobre platos, cantidades, etc. Dos personas, tras un aperitivo de la casa consistente en un trocito de una empanada muy rica, tomamos:

- Sardina ahumada en tosta, con queso de arzúa, tomate y cebolleta. La ración consiste en dos canapés de una sardina brillante y tersa, con un sabor extraordinario. Para comerse una docena.

- Arroz con pularda, hongos y maíz. Servido en una sartencita muy mona, un arroz meloso en su punto de cocción, la pularda deshuesada, muy sabrosa, le dio al guiso un sabor excelente.

- Por último, aquí hay que pedir merluza obligatoriamente, pues es su especialidad. Nos pusieron un lomito, hecho al horno, con una mahonesa de lima muy ligera. Sabor y textura brutal, de las mejores merluzas que hemos probado,

- Como broche dulce, una deliciosa y ligera milhojas con crema pastelera a la canela.

Tienen una carta de vinos impresionante, aunque un poquito subida de precio. Unas 300 referencias y una cava con unas 3.000 botellas, según nos comentó el encargado. Nos decidimos por un tinto de garnacha “Hombre Bala” de Cadalso de los Vidrios, potente y goloso, servido a buena temperatura que resultó todo un acierto.

Servicio muy profesional. Especial mención para el simpatiquísimo Jefe de Sala. En la zona de barra tienen mantelitos individuales y servilletas de celulosa, vajilla y copas de máxima calidad (riedel).

Muy a gusto pagamos los 70 euros a los que ascendió la cuenta, y es que trabajan un producto de primera, muy bien tratado y además en un estupendo ambiente. La única pega que podemos ponerle es que las cantidades nos parecieron un poquito escasas, más adecuadas para una cena que para una comida. Salimos deseando repetir, sin duda volveremos a probar el restaurante, y lo recomendaremos porque merece mucho la pena.

  • sardina ahumada

    sardina ahumada

  • merluza

    merluza

  • arroz con pularda

    arroz con pularda

A L A B A S T E R. Alabaré,..alabaré,…
JAVIER AZCONA. thedocadhocconcept.com

Restaurante ALABASTER SL.
C/ Montalbán 9
28014
Madrid
915121131
www.restaurantealabaster.com
[email protected]

Horario de almuerzo.
Finalización: 17.18 pm
11 de Noviembre 2014

En sala Óscar Marcos y Francisco Ramirez (Fran)

CRÓNICA ad hoc

En plena zona del retiro, flanqueado por su parque, la puerta de Alcalá y la “desconocida” fuente de Cibeles, se encuentra una pequeña puerta con entrada en oscuros colores, que indica algo bueno en su interior, inquietante al menos.
A mi llegada, me esperaban con buen estar y recibimiento, en directo, saben que dedico críticas constructivas eno-gastronómicas en varias redes sociales. Con toda mi buena intención, dedico mis recomendaciones, y como he conocido el restaurante.
El equipo de sala, que estuvo paciente y muy atento en todo momento, me acercó a la mesa, guardó mis enseres y me situó al lado del magnífico encave visual con vitrinas trasparentes que dejaban entrever joyas enológicas, y a su vez, poseía una visión de toda la sala, en la que encontramos alguna bodega y personalidad del vino a la misma hora del almuerzo (Bodegas Valderiz y el Sr. Raul Pérez).
Hablaremos de los vinos y sus anotaciones, y de la presentación (P), textura (T) y sabor (S), como viene siendo habitual, en cuanto al trato crítico de las viandas.

RESTAURACIÓN DE VERDAD

….lo primero….un Fino
Había que atacar la mesa con Jerez y en este caso con mi amigo “Fino Navazos La Bota 35”, turbio ,..como a mi me gusta. Espectacular sabor salino, largo, no filtrado. Un 9.

….aperitivo y entrante….otro Fino
Algo más frío que el anterior, fue subiendo su temperatura tranquilamente, …se calmó “ La Panesa”. Conocida habitual por mi. Se comportó correcta.
Se acompañó de una empanada de bonito con tomate de calidad, no estaba caliente (del tiempo), y con un crujir del lateral del hojaldre bastante bueno, sin mucho grosor, pero de magnífico sabor.
P-7
T-7
S-9

….pan y sardina
El grande y oscuro corte de pan de centeno, sin sal, fue un descubrimiento, de gran sabor y miga con textura aérea y etérea. Un 9 en tamaño y un 9,5 en sabor.
El pan acompañó a la sardina ahumada en tosta de nueces crujientes y pasas, con crema de queso Arzúa y leve confitura de tomate y cebolla, maridado con La Panesa, y en espera de lo que vendría. La fusión de los frutos secos en tosta, poco dulces (buen dato) con la crema de queso y la cebollita, potenciaban completamente al sabor del lomo XL-size de sardina ahumada y pincelada.
P-8
T-9
S-9,5

….el carabinero y las setas….un generoso sin igual
Me senté con la espalda recta para saborear el Carabinero “King size” con boletus y trompetas negras, el jugo de las propias boletus salteadas con armagnac, mantequilla, su jugo de carne y un leve aceite de frutos secos (avellanas). Como podéis esperar de este plato, es para chuparse los dedos (literalmente). El carabinero fresco, sin duda, las setas de temporada, y el maridaje?...un vino generoso (SERENO) de Garnatxa roja catalana en solera 2009 y presentado en botella de 50cl. Sus 15,5% nos dejan recuerdos dulces y jerezanos. Un 10
P-10
T-10
S-8,5

….la merluza del Norte y sus blancos variados
Un pescado como este, tan claro (blanco) y tan espléndido representante del norte de España, no puede ir maridado solo con un vino, debe irlo con 2.
Una merluza de Burela que se cocinó a baja temperatura de 55ºC, con una base de espinacas (parecen algas) y con un blanco pil-pil lima-limón, que en su interior contiene una leve salsa Ponzu con soja de cítricos.
Solo con describir y escribir el plato, estoy salivando. La presentación algo falta de colorido, pero la frescura del pescado y su conjunción de sabores, elevaron el plato arriba del todo. Las espinacas de 9,5 y el Ponzu más suave que he probado nunca.
P-7
T-9,5
S-9
Y los maridajes? Jeje…Garnatxa blanca catalana de Ordoñéz Co. (Zerran 2013). Perfecta, fina, suave, situable, y con un maridaje extremo. Un 9.
En contraposición, una petición ad hoc, por mi parte, algo de JURA, mucho mejor que otros conocidos por Berthet Bondet Tradition, un 7.

….Poularda o Arroz?...vámonos de tintos
Es verdad que el plato, podría llamarse arroz con poularda y guiso de arroz con maíz. Ambos están estupendos. Nada salados, suavidad y cremosidad en boca, con buena temperatura. El ave de gran calidad, fina, deshuesada en hilos de azafrán.
P-8
T-10
S-9
El doble maridaje parece ser la “novedad”. En este caso nos encontramos ante un Oloroso seco de Hidalgo, llamado Gobernador, y vaya que gobernó. Pensé en Tradición VORS, pero solo fue espejismo. Por el lado tinto pude situarlo en una zona centro de España, Tempranillo o Garnacha, y fue la última de Méntrida (Gonzo Garnachas felices). Joven y fresco, pero sobre todo bien elaborado.

…el interludio…solomillo de vaca con patatas panaderas
Un tinto, un acierto, …la DO Ribera y la bodega Pingus, eso si su alma inferior llamado PSI 2011. Acrílico, pero con la uva en su sitio, con evolución todavía y casi sin hacer.
P-6
T-7,5
S-8,5
Buena calidad de solomillo, lo mejor del plato, pues las patatas no son aceptables, pero si el vino. 92 puntos.

….Los postres….los vinos dulces o dolç
Dos postres, el primero un hojaldre milhojas de crema pastelera, muy densa, pero con buen sabor de canela, es como el típico milhojas casero, bien presentado, aunque mejor iría en doble capa. Debería ir acompañado de color (1 frambuesa), y hacer algo más fina la crema.
P-7
T-9,5
S-9,5
El segundo postre, muy dulce. Estamos ante unos dátiles con puré de pera y pera en almíbar, con jugo cítrico granizado. La idea es muy buena, pero no la ejecución, si bien presentado, el sabor lo hunde a mi sentir, ya que no se potencian nada los cítricos, no hay especias y la pera y los dátiles están azucarados en exceso.
P-8
T-9
S-6
Maridajes dobles claro está: Una mistela del Montsant (Capçanes), de 9. Color rosáceo, suavidad, parece Italia o Cerdeña,.. pero muy cerca. El Barbeito Madeira me gustó algo menos que hace 8 meses, eso sí recuerda a Jerez, pero sus 5 años secos, no oxigenan rápido para beberlo. No estuvo a la altura ni maridó. No se puntúa. Si en cambio puedo hablar de un Cream SOLUQUA de Bodega Baron elaborado con PX en Sanlúcar de Barrameda. Excelente.

SOBERANÍA
Estoy ante un lujo que ronda los 80 euros, porque me lo merezco, y porque saben hacer su trabajo, y ahí nos debemos quedar. Y que le duela a quien quiera, y también a los “susodichos” que no se gastan ni un duro aun teniéndolo en los bolsillos, porque ellos se lo pierden y de ellos están las tumbas enteras y los nichos llenos, de la virgen del puño. Mientras tanto el muerto al hoyo y el vivo al bollo y me refiero al muerto de espíritu, no al real. Alabaster cumple una gran función que ha demostrado con total seriedad, trabajo y productos. Para no olvidar y volver siempre, les doy las gracias y expreso mi sentir en el devenir de la suerte para con ellos.

El ritmo de aperturas y cierres de negocios de restauración en la capital es simplemente inabarcable para un no profesional como es el caso. Por otra parte, el eterno dilema mental entre visitar de nuevo un sitio conocido ó probar una novedad, me provoca casi siempre incertidumbre a la hora de escoger qué local visitar. En esta ocasión, nos hemos ido a Alabaster (abierto hace siete meses). Situado en una de las zonas nobles madrileña, su sala es de tonos claros, mesas grandes y con buena separación entre ellas provocando sensaciones de amplitud. Ambiente elegante tanto en el servicio como en el público donde se mezclaban ocio y negocio, llenando el local en un jueves noche.

Producto, elaboraciones sencillas de respeto máximo al mismo, sin combinaciones rimbombantes, intentando sacar el máximo partido a la despensa gallega. La carta se ha localizado en lo relativo al “foro” especialmente en el apartado carnívoro, con platos de casquería y además en esta época también de caza.

La espera es menor con un Champagne Baron Fuenté Millésime 2006; mientras lo degustamos llega la zamburiña en escabeche vegetal. Ligerísimo punto, apenas templada con el escabeche caliente que acompaña, manteniendo una magnífica textura. Directamente para comerse media docena.

Seguiríamos con las cigalas empanadas con pan japonés. Frita de forma liviana para conservar su jugosidad. Producto, simplicidad, y buena ejecución. Personalmente prefiero sacar partido a los jugos de este crustáceo, para saborear algo más el mar.

Si visitan esta “casa”, la sardina ahumada con tomate, cebolleta, y queso de Arzúa me atrevo a decir que es indispensable. Sin lugar a dudas, el bocado de la cena, acertada proporción de los ingredientes, dando al pez todo el protagonismo. Lomos perfectamente limpios, de sedosa textura, con un ahumado muy sutil y bien acompañados por un queso de sabor casi imperceptible, y por ese tomate que aporta un punto de dulzor. En la copa un generoso, concretamente Amontillado Solera 1730 Álvaro Domecq que pelea a buen nivel en elegancia con los dos platos anteriores.

El plato más arriesgado y diferente de los probados es el Calabacín, tomate cherry, anchoa y piñones. donde a la verdura se le desnuda de su textura habitual, conformando con él una especie de pesto muy ligero (sin casi aceite) con una marcada presencia de la albahaca. Se finaliza con tomate y anchoa dándole una concepción parcial de ensalada. Mayor frescura que se alinea con un curioso Tokaj Dereszla Dry 2013.

Nos gusta la cuchara, nos gustan los guisos, nos gustan los jugos porque con probabilidad alta muestran el alma de la materia, y activan nuestra memoria gastronómica; esa especie de disco duro que nos hace reconocer lo que comemos. Las pochas en guiso de tendones y mejillones suenan atractivas, rimas sencillas que encandilan. Condumio potente sin ser pesado, más montaña que mar, los mejillones apenas aportan un toque salino e inadvertido. Platos que nunca serán desertados porque están repletos de gusto, de satisfacción, de sencillez. Se podrán cambiar conceptos, pero en estos platos la esencia seguirá intacta. Notable. Se acompaña con un tinto austriaco, concretamente con un Gobelsburg zweigelt 2011.

La reina de esta casa es la merluza de pincho con pil pil de lima y espinacas guisadas traída todos los días de Burela. Género de alta calidad, la lima viene acompañada de una salsa de ponzu para equilibrar su acidez. Creemos que podría mejorar la textura del pescado con un menor punto. Con ella un vino tinto tremendamente liviano cuya uva (merenzao) desconocíamos. En concreto, Alpendre Merenzao 2012 de la D.O de Ribeira Sacra.

Finalizamos con un hojaldre que desgraciadamente tenía el punto de cocción totalmente pasado, sin dulzor, y nada mantecoso. Se comentó en sala, y la reacción fue de escuela: probarlo, comunicarnos sus sensaciones, no cobrarlo y además retirarlo en otras mesas. Detalles como el descrito no son siempre habituales, y empujan a regresar a los locales. Signos de profesionalidad y honestidad. El hojaldre vino escoltado con una Sidra dulce de Normandía Eric Bordelet, que nos pareció una pequeña joya, fácil de degustar y disfrutar.

Materia prima de nivel, preparaciones sencillas, sin ninguna estridencia que pueda hacer la más mínima sombra al producto. Ejecuciones con margen de mejora, de las cuales nos quedamos tanto con la zamburiña como con la sardina que es ejemplo de armonía. Equipo en sala de los que empujan a regresar, haciendo ó dejando disfrutar según el tipo de cliente. Cariño vinícola que se plasma en esa profundidad en bodega, y en las explicaciones didácticas que acompañan a cada copa.

Alabaster: Producto y sala.

Como siempre post completo en http://www.complicidadgastronomica.es/?p=4093

En un local correcto, con el ambiente adecuado y cuidada cubertería y vajilla.

Una carta no demasiado extensa, pero ajustada a todos los gustos. Eso si, la mitad de ella dedicada al mar

Pedimos de primero zamburiñas y unas navajas con vinagreta. Espectaculares ambas, sobretodo las primeras, con un fino rebozado crujiente de polvo de gambas.

De principales mero al horno con guiso de ternera y entrecot gallego. La carne, que pedimos poco hecha, vino entre poco hecha y al punto, pero no restó el intenso sabor. El pescado muy jugoso y con un acertado contraste de sabores.

De postres milhoja y trata de manzana. Fue la tarta tal vez lo más pobre de la noche. Además la carta avisa que tarda 10 minutos y fueron casi 20

El servicio del vino impecable, tienen una extensa carta y con precios normales en restaurante. Y con copas Riedel.

Yo creo, y esto ya es una opinión que vale lo que cuesta, tanto por las formas, como por el fondo, la cocina

La propiedad del estrellado Coruñes ALBORADA ha desembarcado en Madrid, en pleno barrio de Salamanca en un céntrico y amplio local a espaldas de la Puerta de Alcala.

El local, un trabajo de decoración soberbio y llamativo, cuenta con zona de barra en donde disfrutar de una variada carta de tapas y medias raciones del menú, así como de amplias salas, incluso reservados, en donde disfrutar de la alta cocina gallega.

Al frente del restaurante se encuentran Óscar Marcos (Piñeira, Lua…) y Francisco Ramírez (Terraza del Casino), dos grandes y experimentados profesionales que dirigen a un amplio equipo de sala y cocina.

La carta de vinos es amplia y muy correcta (precios muy buenos en general), con interesantes referencias a caldos gallegos (tanto blancos como tintos que piden a gritos un más que merecido reconocimiento). Traicionamos “a nosa terra” por un Priorat de lujo: GRATALLOPS, le tenía ganas desde hace tiempo. Magnífico trabajo de Alvaro Palacios a base de cabernet sauvignon, cariñena, garnacha, samsó y syrah (precio botella: 58 euros). El servicio de vino (temperatura y atención) de 10, así como el del equipo de sala sin ningún fallo que reseñar, lo que sorprende debido a la reciente apertura del restaurante.

Como aperitivos, aceitunas aliñadas, que sinceramente desentonan con el tono general del local, algo que deberá ser modificado.

Como entrantes nos decantamos por las “sardinas ahumadas en tosta con queso de Arzúa y confitura de tomate”, producto de alta calidad muy bien tratado en el que el queso apenas es perceptible, y en segundo lugar, nos recomendaron unas fantásticas “colmenillas con foie”, muy buena la cocción de las setas en las que el foie congeniaba a la perfección.

Como plato principal obviamos la carne y nos decantamos por el pescado, cuando aún nos estábamos peleando entre el bacalao, el rape o la merluza, el maître nos propuso medias raciones para cada uno para probar el pato principal del local: la merluza de Burela y finalizar con el bacalao, más potente.

La merluza perfecta de cocción descansa sobre cama de espinacas, acompañado el conjunto de un con pil-pil de lima limón muy suave y cremoso. Plato destacado y efectivamente muy recomendable. El “bacalao confitado con crema de coliflor y guiso de morros de ternera” fue el perfecto colofón a una magnifica velada, una conjunción de sabores muy lograda.

Postre muy correcto a base de chocolate, y servicio de café a la altura del resto de la noche.

La carta contiene otras interesantes propuestas de mar y tierra para futuras visitas, por lo que no puedo más que recomendar este nuevo restaurante madrileño, en el que el precio final puede ser menor y muy mitigado dependiendo de la elección del vino, como he dicho los precios me parecieron muy correctos.

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