Restaurante El Zulo en L'Eliana
Restaurante El Zulo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
30 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.7
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.8
Opiniones de El Zulo
OPINIONES
6

Local ya descrito en sus peculiaridades, difícil de encontrar y por la noche imposible de preguntar por la calle de chalets por donde no transita nadie. Imprescindible tom ton.

Se caracteriza por no tener carta de comidas y porque el menú es cocina de lo que hoy hay (o hoy quiero que haya). No hay carta de vinos, si no vino para el menú con la posibilidad de elegir entre algunas otras cosas que el propio Salva Martínez te ofrece de viva voz.
Además de 4 pequeñas de agua, elegimos Jaros 2010 bien servido; con una botella tuvimos bastante ya que eran 3 los conductores.
La terraza (entre paredes de la escalera y el edificio) en verano se agradece, aunque las vistas sean solo de los cuerpos gym que salen del gimnasio contiguo.

Como aperitivo de la casa y entrantes al centro para los 4 comensales:
. minihamburguesa de novillo, bien preparada y sabrosa.
. ensaladilla rusa original con merluza desmigada: buena algo falta de sal.
. ensalada con tomate muy bueno, ventresca notable, rúcula, huevo... Bien.
. Pulpo con puré de patata: bueno de sabor y textura, y más agradable que con la patata cocida.

La elección que puedes hacer se limita al principal:
. bacalao a la llauna y titaina. Buena pieza, bien desalada, cocción justa. Muy bien.
. la alternativa es su carne: media chuleta, buen punto y sabrosa, acompañan pimientos del piquillo confitados. Buen plato.

Para postres:
. tarta de doble chocolate: buena
. tatín de melocotón: original y muy agradable
. tarta de fruta de la pasión: diferente y cumplidora
. trata de avellana: más floja para mi gusto.

Rematamos con dos cafés y un PX traido ya servido en la copa (¿?), mientras vimos cenar en una mesa separada al dueño (Salva, padre de los jóvenes responsables de El Gordo y El Flaco de Bétera)).
Pronto cambiará de turno ya que en verano sirve cenas y en invierno comidas y ya se nota que decae la clientela nocturna entre semana.

La expectativa no era otra, y resulta que me he encontré con un desfile de platitos que hicieron ponerme en guardia. Cosas muy ricas salían con buena celeridad, y claro, ¿la carne existe, llegaré...?

Me descubro ante el control de la persona que lleva el tema. Un tipo llamado Salva, que interpreta el descanso del guerrero, está de vuelta, como un sueño cumplido de hacer lo que quiera sin corset alguno. Vamos, que te saca lo que le sale de los cojones. Ahora bien, qué difícil sería rechazar su oferta, porque además te la vende muy bien.

Describir el local es absurdo si vas en verano, pues está vacío por dentro y se cena fuera, en un callejón que gracias al buen montaje de las mesas y las velas bien repartidas, consigue que acabes llamándole terraza.

Todo de notable de carrasca, como decía un profe mío, hasta llegar a una carne de sobresaliente.

Eliges entre dos menús. Uno de 25 €. que incluye una botella de vino para dos entre los que te da a elegir, no hay carta alguna, y otro de 40 €. con champagne Veuve Clicquot. Siendo cuatro, la solución... ¡mézclalos!

Salen los platos y las explicaciones de los mismos, unas veces por iniciativa y otras ante nuestras preguntas, eran versadas.

-Jamón de Todolella con queso de pastor. Tapita inicial. El queso me pasó sin pena ni gloria, pero el jamón tenía una estupenda curación y el sabor era una antesala a la cecina. Cosa que entiendes más cuando te explica que los jamones del cerdo son de 25 kilos. Esos perniles del Maestrazgo.

-Titaina del cabanyal. Templadita y con sabor, lo que toca.

-Gazpacho de frutos rojos con berberechos y cola de gamba. Qué gran combinación. Frescor de fruta y de mar.

-Chupito de foie, mango y crocanti de almendra. Dice que lo tenía por ahí y que lo sacó. Pues gracias, otro punto.

-Tomate del Perelló con burrata. Este que es el que creía yo que se habría sacado de la manga parece ser uno de los habituales. Pudiera ser el más prescindible por aquello de ser fijo en casa de uno, pero p'adentro con la dieta mediterránea.

-Souflé de marisco. Muy bueno, recordando a elaboraciones caseras.

-Pulpo sobre puré. Buen tamaño de la pata, cortado con el grosor adecuado para el montaje del plato, textura tersa y sabor potenciado por un puré delicioso.

-Calamar plancha sobre mahonesa. Como el calamar esté tierno y el toque de plancha sea el justo, siempre es una delicia comer esto. Es el sabor nuestro por excelencia.

-Mini burguer de Kobe y canelón de pollo de corral con foie. Potente y jugosa hamburguesa, y crujiente el canelón en el que a mi juicio imperaba demasiado el sabor del hígado. Mejor la hambur.

Y los vinos iban cayendo...

Veuve Clicquot brut y Adolfo de las Heras tinto de autor 2009. Hasta que con la irrupción de la carne ¡por fin! hubo que tirar de un extra, Chafandín 2008, en perfecto momento.

Y aquí llega la ansiada carne:

-Entrecot gallego y Chuleta vasca. El comentario tiene que ir junto, porque la comparación y el debate era constante. De sabor el entrecot, de textura la chuleta, que si la grasa de una, de la otra... Brutales, y eso que en otra de esas explicaciones de Salva y ante la provocación "aureliana", nos dice encima que aún le faltaba un punto de maduración. Me quería morir.
Queda pendiente una cata de distintas piezas, cojo el guante.
Junto a dicha carne, y servido a parte, un plato de pimientos del piquillo practicamente caramelizados.

Postres... ¡Ah, si! eso a lo que hubo que hacerle hueco... Pues menos mal que tuvo el detalle de sacarnos, invitación de la casa, un Heiden riesling spätlese 2010, de sorprendente finura y frescura, un atisbo de petróleo si acaso.
Una bandeja surtida entre los que había una tarta doble chocolate, gianduja Piamonte, tarta de limón, tatín de melocotón y tatín de piña. Mención de honor a los dos últimos.

Sensación plena por la atención y calidad de un producto que además cuenta con una relación calidad precio excelente.

Una velada fantástica en la que sin duda tuvieron mucho que ver Teresa y Aurelio.

¿Y ahora cuándo viene la otra carne, Isa?

Después de ir la primera vez y quedar satisfechos vamos una segunda vez y tal es nuestro asombro q no volveremos por pequeños detalles, por ejemplo, la primera vez en el menú incluía la bebida y el café, 2 botellas de vino , 4 cervezas y 3 cortados para 4 personas en el precio del menú pero en la segunda vez q vamos han cambiado las cosas, nos cobran el agua y el café, 1,60€ y 1,30€ respectivamente y por ese detalle además de que el menú se repitió como en la primera vez no creo q volvamos.

Restaurante que descubrimos por parte del amigo Aurelio, y que nos vino de perlas para probarlo este sabado por la cercania a la zona de disfrute post-soparot...

Del lugar se puede decir que es un sitio tranquilo, que no molesta a nadie, y que imagino que este verano aprovecharan su gran terraza ( aunque con vistas nulas ).Una vez dentro y con la sala llena, sale a relucir todas las acaloradas charlas de los comensales alli presentes.
De la decoracion se puede hablar que es la justa, y que imagino que como el resto de cosas que conforman este proyecto, estan a la espera de la evolucion del mismo.
Para esa noche Salvador contaba con la ayuda en sala de dos chicas la mar de majas y trabajadoras, de lo contrario habria sido un caos atender a todo el mundo, aun asi, Salvador salia de vez en cuando para preguntar a sus clientes como iba el devenir del agape.

El menu ( que como ya es sabido es cerrado ) esta noche estaba compuesto por los siguentes platos.

-Aperitivo de bienvenida, que fue una mini tostada de tortilla con chirizo.

Los cuantro entrantes fueron los que siguen,

-Jamon de la Todolella y queso manchego de oveja con curacion de 24 meses.
-Ensalada de tomate y brotes verdes con manzana caramelizada y pollo de corral.
-Calamar a la plancha sobre suave de ali-oli.
-Jarrete o morcillo de buey japones (Wagyu) estofado, con hongos y boletus, perfumado con trufa negra.

Para los principales teniamos dos opciones, Txuleta de carne roja de vacuno o taco de bacalao donostiarra a la parrilla.Pedimos para probar un plato cada uno pero por error salio la Txuleta para los dos.

En general la comida estuvo bien, mas teniendo en cuanta el ridiculo precio que se paga por el menu, algo que por mas numeros que uno saque, no sale el beneficio por ninguna parte.
Pero por pegar un toque de atencion dire que la carne en nuestro caso no salio como esperaba, y es que se notaba que no estaba cocinada en el momento, salio destemplada y con una sensacion de textura extraña, aunque no mala da sabor.

El menu tambien incluia la bebida...si, tambien.Y esta fue

-cerveza, Estrella de Galicia.
-Agua, Solan de Cabras.
-Vino Jaros crianza 2009
-Copa de cava Nodus

Agradecer que se nos abriera otra botella de Jaros para calmar la sed de esa noche, la cual no se cobro.Tambien se tomo un cafe que tampoco subio al marcador...

Los postres, a los que llegamos a duras penas fueron

-Fresas de Huelva a la parrilla con vinagre balsamico de Modena y helado de vainilla de Jamaica ( excelente ese helado Jamaicano )

La tarta para la noche de pasion, fue una de pastel de chocolate y franbuesa.

Que mas se puede decir de un lugar del que sales con la sensacion de que te han invitado a cenar ?

Acudimos a cenar el pasado 6 de Diciembre. Local bien descrito en el anterior comentario, por añadir algo indicaría que las sillas son mejorables, son de plástico de las que ponen en muchos bares de la ciudad y no del todo cómodas, aunque imagino que si la cosa marcha bien, que no hay motivo para que no vaya, serán remplazadas…cuestión de tiempo.
Fuimos dos comensales y nos ubican rápidamente en una mesa. Enseguida viene una persona que imagino será el propietario y nos informa de la filosofía del restaurante, además de preocuparse de cómo les hemos conocido, ya que el sitio está un poco retirado del centro del pueblo.
Nos detalla el menú cantado, menú cerrado que va variando en función de la oferta diaria que encuentra en el mercado y pregunta que preferencias tenemos para el vino. Nos decantamos por un Ribera del Duero por delante de un vino de la DO. Valencia.
El menú consistió en lo siguiente(como no hay carta escrita, algún nombre o ingrediente puede fallar o faltar, pero pondré hasta donde mi mala memoria llegue):
Montadito de tortilla de patata con chistorra.
Ensalada de escarola y cogollos de Tudela con perdiz escabechada y tomate cherry kumato.(creo que llevaba algo mas pero no recuerdo)
Calamar de playa a la plancha, sobre un lecho salsa de ajo suave.
Ciervo salteado con ajos tiernos y setas, con reducción de PX, sobre crema de patata.
Txuletón, con un acompañamiento de pimientos del piquillo servidos en una sartén aparte. Este plato puede cambiarse por un pescado, ese día era Merluza, aunque los dos nos decidimos por la carne.
De postres una tarta de chocolate para mi pareja, y para mi Apfelstrudel con chantilly de vainilla. Café y cortado.
De bebida una botella de Jaros ’09 DO Ribera del Duero, y una botella de 500ml de agua Solán de Cabras.
Completamos la cena con un Gin Tonic, y un Vodka&Naranja.
Todos los platos estuvieron a un alto nivel, destacando la carne. Yo la pedí al punto y mi pareja mas hecha, y así la sirvieron, cortadita y con el palo peladito para que no nos tuviéramos que pelear mucho, bonita presentación. Los postres muy buenos, destacando el Apfelstrudel que no elegí, ya que indiqué que me trajeran el que quisiesen porqué todos pintaban muy bien.
A media velada la persona que cantó la carta y tomó nota, vino a ver como iba todo y a despedirse ya que ese día había abierto temprano el local y le tocaba al día siguiente volver a abrir. El servicio continuó perfecto también sin su presencia.
El servicio del vino se limita a descorche y dar a probar, cosa que me gusta ya que prefiero marcar yo las pautas del servicio en mi copa. El vino estuvo a la altura de la cena, con un buen ataque en boca, bien estructurado con unos taninos dulces y potencia media.
Mientras tomabamos las copas, el cocinero nos obsequió a cada uno con media rodaja de naranja confitada, con chocolate por encima…., estaba para llorar de buena.
Al final la cuenta y sorpresa, Menú 2x25€= 50€ y vinos 2x7€= 14 €. Total 64€. Evidentemente se habían olvidado de cobrar el Gin Tonic y V&N. Me levanté para indicarlo, pero la chica que nos sirvió me indicó que los 14€ eran de las copas, y que el vino estaba incluido en el menú., pero que por un fallo en la configuración de caja (no permite marcar las copas como tales)lo marcan como vino.
Por tanto una cena espectacular, con todo incluido por 32 € pp. Viendo lo que hay y dan por ahí un regalo. Como anecdota final, al servir a mi pareja el Gin tonic, no sé que Gin era porqué ya venía servido en el vaso, pero lo preparó el cocinero y vino con dos botellitas de tónica y le dijo que a él le gustaba mezclar las tónicas ya que una tenía más gas que la otra, así que se las vació en el Gin y se las llevó, por lo que una creo era Fever, pero la otra no sé… y por 7 €. Aún recuerdo que no hace mucho en Ruzafa me cobraron 12 € por uno.
Muy gratificante velada, con muy buen servicio, y excelente cena. Cuando sales de un sitio así de contento tan solo puedes decir, “nos vemos en breve”. Como sigan así, difícil será encontrar día y hueco para poder repetir cena, igual me tendré que apuntar al gimnasio.

Déjate llevar por Salvador: además de que no te queda otra, es un placer.

Salva Martínez (ex propietario de "La Bona Cuina" de Bétera, desde hace tiempo en manos de sus hijos con el nuevo nombre de "El Gordo y El Flaco") ha emprendido uno de sus proyectos más personales.

Dentro del bonito complejo deportivo Masía del Pilar, abajo (de ahí el nombre de "El Zulo"), frente a un precioso muro de grandes piedras y pegado al gimnasio, ha abierto su nuevo restaurante.

Entras y sorprende el olor a spa. No es una cosa mala. ¿A qué va uno a un restaurante?: a comer y a relajarse. ¿Qué hay más relajante que un spa? Y de comer…. No se preocupen. De eso se encarga Salvador.

Salva lleva hasta el límite el concepto de cocina de mercado. Hasta tal punto que no hay carta. Ni de vinos. Pero no se preocupen, no van a comer mal. No van a beber mal. Todo lo contrario.

El local es curioso, marcado por la frialdad que le otorga una pared de hormigón desnudo y la gran cristalera que da al muro de piedra antes mencionado. Le han conseguido imprimir cierto calor con algún naranja por allí, algún rojo por allá, un buda dorado por otro lado…

Al poco de sentarnos, Salva nos comenta su proyecto, su concepto: él va todas las mañanas al mercado, busca los productos de temporada y de entre ellos compra los que tienen buena calidad y están bien de precio. Y con los vinos, pues algo similar: cata por ahí, prueba... y compra unas cuantas cajas de lo que le más le convence. Y cuando se acaban, repite la operación.

Posteriormente nos “canta” qué es lo que ha preparado hoy (te da alguna mínima opción de cambio para el principal, pero sólo si tú lo pides) y nos da a elegir entre tres vinos.

Da gusto escucharle, es un excelente conversador. Y se le percibe libre, sin ataduras. Normal: hace lo que le viene en gana, y lo hace bien, y con ilusión. Y lo trasmite.

Esto es lo que Salva nos ofreció el día de autos:

Empanadilla de atún y cebolla cocida al vapor. Estupenda, de maíz, ligera, blandita.
Cazuelita de chistorra navarra. Cuando la chistorra es buena… mmmm
Plato de jamón de La Todolella. Calidad, buen jamón.
Calamar de nuestra costa con mayonesa ligera de ajo y mostaza antigua de Dijon. Género de primera calidad, sellado poco tiempo a plancha muy fuerte, de modo que en boca es un deleite de sabor y de textura. Al morderlo casi cruje, para luego por dentro mostrarse consistente pero absolutamente amigable.
Presa y secreto de cerdo ibérico salteados con ajos tiernos y setas de temporada, con reducción de Pedro Ximenez sobre un lecho de crema suave de patatas. Original idea ese salteado de trocitos mezclados de presa y secreto, muy sabrosos, con las setas y el ajo tierno apoyando sin anular, con la neutra cama de la patata. El único pero a la cocina de mercado preconizada y desarrollada magistralmente por Salva: una de las setas era shiitake, que le iba de miedo, pero…
Txuleta de vacuno rojo nacional. Llevo en Valencia muchos años, más de diez, y esta es una de las mejores carnes rojas que he comido aquí. Extraordinaria. El calor no aguantó hasta que la terminamos (dejamos el hueso “pelao”), pero casi agradaba la tibieza final. Y…. sin titubeo alguno digo: son los mejores pimientos del piquillo que he comido en Valencia. Semiconfitados, finos, carnosos, sabrosos, perfecto punto de sal… ¡Qué delicia!
• Y vamos con los postres, tres tartas a cual más rica -una de ellas de cerezas, ¡por fin!- con un punto de horno todas de enmarcar:
o Apfelstrüdel con chantillí de vainilla.
o Tarta Tatin de melocotón.
o Tarta de cerezas

De los tres vinos que nos ofreció nos quedamos con el presuponíamos más especial, un Nodus Edición especial Adolfo de las Heras 2009. Hoy estábamos de suerte, hasta el vino superó nuestras expectativas. Con raza pero con ligereza, entrando con la golosidad de los toffees y saliendo con la frescura de la malta verde, del regaliz de palo. Se portó toda la noche, hasta con los postres.

No teníamos ni idea de lo que nos podían cobrar, no habíamos visto nada escrito. Hasta el momento todo había sido “cantado” por Salva. Llegó la cuenta, la miré con curiosidad, vi un 50 y le dije a mi pareja “Pues muy bien, 50 por barba. Comer como hemos comido y beber como hemos bebido por 50€ está realmente bien”. Pero… me equivocaba. Eran 50€ en total... ¡25 por persona! Una RCP imbatible.

Salva: nos vemos pronto, crack.

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