Restaurante Casa Cofiño en Caviedes
Restaurante Casa Cofiño
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
16,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
31 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.4
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
9.2
Tomate con queso de Cudaña
Chuleta de vaca casera de 750 gr. acompañada de  patatas fritas caseras y pimientos rojos.
Arroz con leche
Tarta de queso
Viña Tondonia Reserva 2009 	DOC Rioja
Vista de nuestro comedor
Tienda
Mesas en el bar
Rejos de calamar con alioli
Gamba roja ahumada con ceviche de tomate y aguacate
Albondigas en salsa
Cazuelita de callos
Huevos fritos con patatas y lomo
Revuelto de la casa
Ensaladilla rusa
Para comer: Bérêche & Fils Brut Réserve
Aperitivo: Les Brugueres Blanc '17
Flan casero
Yogur cántabro
Patatas de las albóndigas
Albondigones
Croquetas variadas
Huevos fritos con patatas, chorizo y morcilla
Arroz con leche
El compango del cocido
Cocido montañés
Tabla de quesos de Cantabria
Delicatessen
La famosa chuleta.
Toro Albalá Don P.X. en la barra
Albondigas "tamaño pelotas de tenis"
Opiniones de Casa Cofiño
OPINIONES
52

Motivados por los buenos comentarios de esta conocida tienda-bar, nos decidimos a conocer Caviedes y el restaurante, por supuesto con reserva previa.
Mientras esperábamos la mesa en la zona de la tienda nos tomamos dos dobles muy bien tirados y nos obsequiaron con unos tacos de queso y pistachos, detalle muy de agradecer, tan infrecuente por nuestro Levante. 
Los dos comedores, muy bien descritos con anterioridad, ambos a tope y doblando. 

Nos apetecía probar el cocido y otras cosas y al final tuvimos que descartar, así que finalmente comimos:

- Quesucos de Cantabria.
Cuatro variedades de quesos servidos con avellanas y colines: 
~ Cabuérniga (oveja)
~ Cobreces (vaca)
~ Liébana (cabra, oveja y vaca)
~ La Ganceuca - Roiz (oveja y cabra)
Todos muy buenos, con diferentes matices e intensidades que preparaban a la perfección el terreno para los platos. 

- Cazuela de albóndigas.
Como bien explican los compañeros las albóndigas son del tamaño de una pelota de tenis, hay que verlo para creerlo! Las dos albóndigas servidas en una cazuelita de barro y bañadas en abundante salsa estaban tiernas, jugosas, exquisitas y con un agradable sabor especiado y un discreto toque picante. 

- Bacalao con tomate encebollado.
Dos buenos lomos servidos en cazuela de barro con patatas fritas en plato a parte. Bacalao de buena calidad y bien desalado acompañado de verduras muy sabrosas (cebolla y pimiento verde y rojo en tiras) con salsa de tomate. Estupendo!

Puesto que las raciones fueron generosas, en nuestro caso no quedaba sitio para el postre, tan solo para un café. 

Pan rústico de barra rebanado clásico, correcto y completo. 

Para beber seguimos con la cerveza de barril, aprovechando lo bien tiradas que estaban.

Servicio rápido limitándose a servir y retirar platos.

Concluyendo, rica comida casera elaborada con buen producto y muy buena RCP.

Enclavado en un pueblo muy bonito y cuidado, se encuentra esta casa que en su orígen fue un tipo de establecimiento con mucho arraigo en esta "tierruca":los bares-tienda.

Aunque ya lo conocía hace tiempo tampoco me gusta colgar comentarios, como he visto en otras ocasiones, hasta con más de un año transcurrido desde la visita; por lo que lo haré con motivo de mi última asistencia.

Mesa para dos,con reserva previa desde Madrid.

Para comenzar hemos tomado unas rabas de calamar(bien fritas y frescas,sin un ápice de grasa) y croquetas.Éstas también bien resueltas aunque no es lo más representativo del lugar.

Hemos proseguido con una albóndigas tamaño XXL,y decir que son las mejores que haya probado nunca:todo lo que tienen de grandes lo tienen de bien hechas,de finas,y de jugosas.

Y por último,bacalao encebollado con un sofrito de verduras,cebolla y pimiento verde,en una ración generosa que nos ha costado terminar.

Todo esto ha sido acompañado con un Vallegarcía Syrah 2005 ,servido perfecto de temperatura y copas adecuadas a un precio de 21.5€.

Servicio bueno y lugar encantador.¿Qué más se puede pedir?

Precio total de 58€.

La visita está más que justificada aunque merezca un desplazamieto.

El restaurante ocupa una casona restaurada en el centro de la pequeña localidad de Caviedes, entre San Vicente y Cabezón de la Sal. En la entrada destaca una completa tienda de productos de gastronomía y viendo la barra con su gran colección de vinos y destilados, nos damos cuenta de que no estamos en un lugar cualquiera. El comedor es cómodo y de decoración rústica, algo ruidoso pero ante todo acogedor. Mesas con buena separación.

Para comer no hay que complicarse, la oferta es corta y honesta, cocina casera de toda la vida basada en una buena materia prima cocinada con cariño. Tres platos destacan por encima del resto y son las albóndigas (ración de dos, como pelotas de tenis y jugosas como ninguna), un buenísimo cocido montañés (con una ración para dos comimos los cuatro), sabroso y nada pesado y una magnífica chuleta de vaca vieja para rematar, carne de primer nivel. Hay alguna cosa más, pero con esto se come y se sale sobradamente satisfecho, todo muy bueno y en cantidad. Postres caseros y sencillos, unas bolitas de helado que ayudan mucho.

Lo más destacable de este local es su carta de vinos, una de las mejores de Cantabria, aunque quizá con un peso excesivo en el total de tintos nacionales, al fin y al cabo los más demandados por estos lares. Hay un buen apartado de Champagne de pequeño productor y de vinos de Jerez, lo cual es muy de agradecer. Pero lo mejor son los precios, precios de tienda y en algunos casos más baratos. Tomamos un fino y mineral Champagne Lenoble Blanc de Noirs 1er Cru 2004 (35 euros), un poderoso y estructurado Champagne Bereche & Fils Reflet d’ Antan (47 euros) y un grandioso vino de Rioja, un GR 890 1989 de La Rioja Alta (57 euros). Como vemos, precios de tienda e incluso el Rioja más barato. Así da gusto beber, de verdad. Si a eso le añadimos que los vinos están conservados en bodega climatizada y la cristalería es de nivel, pues eso, que poco más hay que pedir. Bueno sí, una carta de licores absolutamente brutal, la tercera mejor que hemos visto en maltas en toda España, solo detrás de El Padre (Madrid) y Casa Luque (Nerja). ¡Impresionante oferta! Rubén es un gran aficionado al malta y se nota a la legua, tomamos dos joyitas como un Edradour 1995 natural cask strenght y un Glen Mhor Scott’s Selections de 1978. La oferta de ginebras, rones, brandy, cognac o vodka es igualmente destacable y a unos precios más que ajustados. Servicio de mesas familiar, cercano y voluntarioso.

En esto de la hostelería hay gente que tiene el don de hacer sencillo lo complicado. ¿Cómo llenar hasta los topes un restaurante? Pues como en Casa Cofiño, comer bien y barato y beber bien y a un precio justo, lo que comimos apenas llegó a 20 euros por persona, el resto fue lo que bebimos, así que hablamos de un restaurante donde se puede disfrutar al máximo pagando lo justo. Si van a acudir y máxime en fin de semana hay que reservar con antelación. Es el premio al trabajo bien hecho, a una filosofía que es la que hay que seguir. Volveremos encantados todas las veces que haga falta.

Dia entre semana, llegamos con la reserva previa de rigor y cual es nuestra sorpresa de que simplemente está lleno y no lleno hasta los topes, como es habitual.Esto nos permitió poder sentarnos en una de las mesas que están en el bar-tienda y poder ojear tranquilamente el periodico mientras tomabamos un mosto y una manzanilla Papirusa acompañados de unas tapas de cortesia, compuestas de aceitunas, avellanas y queso con unos colines.
Ya sentados en el comedor, lo primero que hago es pedir la carta de vinos y quedarme absorto varios minutos ante la enorme oferta y mejores precios, en este caso opté por un Mancuso 03 a 34€ servido en buenas copas Schott.
Para comer mas o menos lo de siempre, entremeses a 10,50€, para que la cria pueda picar algo y las famosas albondigas a 6,50€, dos por ración y del tamaño de pelotas de tenis.
De segundos bacalao encebollado a 13,50€ generosa ración, con dos buenos lomos bastante bien de punto y solomillo a la plancha a 15,90€, de buen tamaño, mejor sabor y perfecto de punto, acompañado de patatas fritas y pimientos.
De postre una mousse de limon a 4,40€, muy rica y cremosa.
Para terminar un par de cafes.
Como de nuevo acudiamos con la cria, me quedé con ganas de atacar la gran selección de destilados que tienen.
Un valor seguro al que seguiremos visitando con asiduidad.

  • Albondigas "tamaño pelotas de tenis"

    Albondigas "tamaño pelotas de tenis"

Pues eso, una vez más el mismo menú.

Buen cocido y solomillo poco hecho, tarta 3 chocolates y una buena carta de vino, esta vez 3 picos 2006.

Tambien se tomaron rabas y ensaladas normalitas, chuletas varias, bacalao y más postres y cafes.

Un fijo.

Casa comercio de las de antes en un entorno pintoresco, ubicado en un pequeño pueblo cantabro, con sus vaquitas paciendo a su alrededor.
Eramos 4 personas,tuvimos que esperar a las 15:30 para la mesa, en Agosto ya se sabe, pero mereció la pena esperar.
De primeros, esparragos con mahonesa, excelente ración compuesta por 5 enormes esparragos, tiernos como la mantequilla, de notable alto. Revuelto de setas, ración más que generosa, buen punto del huevo y muy ricas las setas, muy bien. Ensalada mixta y una ración de rabas, abundante y de buena textura y sabor completaron los entrantes.
De segundos todos tomamos chuleta a la brasa, cortada en tiras, punto justo de brasa y acompañada de patatas fritas.
Para beber, trás recrearme pausadamente con la "biblia" que tienen por carta de vinos, opté por un Alto Moncayo Veratón 2007, servido con copas Schott. De postres, arroz con leche para uno y el resto cafés.

Destacar la interminable carta de vinos, de todas las denominaciones habidas y por haber, jereces y espumosos inclusive, a precios de risa, tanto por botellas como por copas. Dan ganas de no salir de allí! ;-)

Otro para la lista de visita obligada!

Uno de mis restaurantes preferidos en cuanto a tema de vino se refiere, visitandolo al menos una media docena de veces al año y que con gran despiste aún no habia colgado comentario.
Como bien definen en los comentarios anteriores, se trata de una gran casona de piedra situada en el centro del pueblo, la entrada se realiza por el bar-tienda, en el que te puedes encontrar desde productos tipicos como todo tipo de legumbres en pequeñas sacas hasta lo mas selecto en temas gourmet, como en este caso una botella de aceite Castillo de Canena que habia probado recientemente y que me agencié.
En la barra ya se puede admirar la gran selección de destilados que poseén mientras te tomas una caña y algun aperitivo por gentileza de la casa, en este caso queso parmesano con unos colines.
Ni que decir tiene que el local estaba hasta los topes y acudiamos con reserva, era martes.
Dispone de dos comedores, en este caso nos tocó el de paredes de piedra, donde está ubicado el tesoro del restaurante (la bodega).
Las mesas son de madera, vestidas correctamente, bastante juntas unas de otras, vajilla y cuberteria correcta y notable mejoría de la cristaleria (Schott) que en anteriores visitas.
Para compartir pedimos unos entremeses 10,50€ para que la cria pudiera picar algo, compuestos de lomo y cecina de buena calidad, esparragos con mahonesa, bien gruesos y tiernos y rabas y croquetas normaluchas.
De segundo y tambien para compartir, un chuletón de 1kg aprox. 19€, buen genero y perfecto de punto, presentado ya fileteado y acompañado de sus patatas fritas y pimientos, así como de tres o cuatro variedades de sal.
De postre, tarta de tres chocolates y de queso, 4,40€ c/u, bastante corrientes.
En el apartado de vinos tienen una carta que parece el libro gordo de Petete, posiblemente una de las mejores a nivel regional y me atrevería decir que tambien nacional, absolutamente todas las D.O nacionales y gran variedad de vinos foraneos, a precios de tienda e incluso de bodega, una autentica pasada, para la ocasión elegimos un Clio 2007 a 29,80€ perfecto de tª, el sevicio limitado a descorchar y dar a probar.
Terminamos con unos cafes.
En este caso no hubo Gts, pues acudimos con la cria, pero la coleccion de destilados y de tonicas es digna de mención.

Pues eso, a nadie le sorprende ya que Casa Cofiño este lleno siempre y haya que reservar con antelacion.

Con la consabida tienda en el bar donde tomamos un aperitivo con unas aceitunas y unos boquerones gentileza de la casa pasamos al restaurante.

Ya en mesa tomamos un buen cocido con su compango aparte, muy sabroso como siempre y la alubia un pelin dura pero nada llamativo. Ademas ensalada mixta.

Despues 3 chuletas de diversos tamaños, muy jugosas y un solomillo al punto perfecto, acompañado de patatas fritas de calidad y granos de mostaza. Todo de vicio.

De postes tarta de queso y helado con chocolate caliente, ademas de infusiones, GT, whisky y puro.

Para beber, como iba con los suegros algo clasico, Matarromera 2007 CRZ, servido perfecto de temperatura y en unas muy correctas copas schott. Acompaño bien la comida. Me quede con ganas de un Quinta Quietud o un Pintia, pero para la proxima.

Para comer bien atendido perfectamente en buena compañia. Nunca falla.

Hacía bastante tiempo (al menos tres años) que no acudía a este restaurante y no por que él mismo me desagrade, sino por su gran ocupación siempre, que obliga a tener prevista su visita previamente y realizar la reserva.

En esta ocasión acudimos siete personas con reserva previa (de ellos tres veremeros) habiendo específicado en la reserva que íbamos comer cocido montañés.

El entorno se ha definido en más de una ocasión, pero sintetizando es un bar-tienda de las de pueblo de Cantabria de toda la vida, que ha evolucionado en muchos aspectos en donde puedes encontrar sobre todo vinos y licores en cantidad y calidad y hasta en precio, que cualquiera de nosotros se puede asombrar.

Instalados una mesa las siete, con mantel de cuadros blancos y verdes, cubierto con otro de papel y servilletas como el mantel inferior.

Buenas copas y cambio de platos y cubiertos.

Hemos compartido cecina y ventresca de atún con pimientos rojos.

De plato, el citado cocido montañés presentado de forma adecuada por una parte la alubia con la berza por otra el compango (tocino, costilla, chorizo, morcilla de Cantabria y morcilla de año). El compongo muy bueno y la alubia con la berza más que excelente.

Postres caseros, del que como casi siempre en este tipo de restaurantes, pedí tarta de queso que también presentó un buen nivel.

No miramos la carta de vinos, sin una razón concreta, tomando Quinta Sardonia 2007, no se cuantas botellas.

Seis de los comensales cerramos la comida algún licor (whisky, brandy, GT, etc.)

Precio por persona por lo descrito 35 euros.

Creo presentaba una ocupación del 100% en un jueves mediodía.

Y me conclusión al salir del restaurante, sigue siendo la que tenía concebida previamente de: local con buena cocina, con buen producto donde se acude a “comer, comer”.

El tema de vinos va aparte.

Dedicimos ir al restaurante tras indagar por la zona cual nos encajaba más.
Nuestra primera sorpresa es cuando Rubén nos trae la carta de vinos, ya que más que una carta de vinos era una enciclopedia. Todos a unos precios de risa.
A la hora de comer nos dejamos guiar por él y pedimos unas rabas, albóndigas, anchoas y un surtido de quesos(es lo que más flojito estaba). Las albóndigas la mejores que he comido por cierto.
Luego para rematar pedimos un arroz con leche y una tarta de queso ambos exquisitos. Los recomiendo.

En resumen, si vais por la zona no dudéis en pasar por esta Casa que os va a gustar.

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