Dentro de las murallas, justo enfrente de la catedral, en un palacio medieval del S.XIV.
Si comienzo así parece un hotel de ensueño... pero no, no lo es.
Le falta una reforma pero urgente, sobre todo en las habitaciones. Pequeñas, como "desvencijadas", algo destartaladas. Es un cuatro estrellas, pero a éstas se le caen las puntas o las lleva vendadas...
Las zonas comunes son muy amplias y tienen cierto encanto, aquí la reforma no urge.
Tiene parking, pero en otro edificio, una especie de cochera al aire libre con algún tejadillo rústico. Tienes que pedir la llave, aparcar ahí, volver al hotel a devolverla. Una incomodidad.
El precio es sin desayuno, no lo contraté.
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