Un “hotel con encanto” en el caso histórico de Olite, en una de las estrechas y deliciosas callejuelas que mueren en la plaza del ayuntamiento.

Se trata de un antiguo palacete restaurado con mimo y mucho gusto, respetando ciertas partes y añadiendo ideas y materiales nuevos en otras.

Tiene unos rincones y unos jardincillos interiores realmente entrañables. Falta un poco de amplitud en zonas comunes, aunque quizás ese recogimiento forme parte del "encanto" citado.

Un buen hotel, en el que por suerte, me tocó una habitación doble superior (no debía quedar otra), que era gozosa. En la última planta, con terracilla y vistas al jardín interior, con el suave murmullo de una fuente de caño… ¡Qué paz!

La habitación era amplia, moderna, con una ducha magnífica, y elementos destacables, como el dosel de la cama y un murete de ladrillo rústico que estaba a sus pies, entre ésta y los sillones, sobre el cual descansaba una televisión.

Elementos mejorables: la televisión, pequeña, tripuda , con el TDT encima de ella y los cables a la vista en la parte trasera (un plasma aquí y ya…), y el desayuno, austero, eso sí, servido en una confortable y cálida sala.

Servicio reducido, pero profesional y dispuesto.

Dispone de parking (10€/día).

El precio que hago constar es el que pagué, que en realidad correspondía a una habitación estándar doble, uso individual, por lo que no voy a valorar la RCP pues desconozco cómo eran estas habitaciones.

Buen hotel ubicado en pleno casco histórico de Olite ocupando una casa palacio del siglo XVIII.

Zonas comunes interiores limitadas al hall de entrada y al salón restaurante, decoración mezcla de modernismo y rustico, iluminación baja, relajante. No se si tuvimos suerte pero el caso es que se respiraba tranquilidad, ni un ruido.

Habitaciones amplias, limpias, con mobiliario suficiente sin agobiar. Cuartos de baño muy amplios, bien equipados. Insonorización perfecta, aunque repito, el poco tiempo que estuvimos en el hotel se respiraba tranquilidad.

Servicio suficiente, entrada, salida y desayuno, poco más.

Desayuno correcto, sin grandes volúmenes ni variedad, pero calidad y alguna preparación casera como la tarta de queso de rechupete. Pena que el zumo de naranja estuviese aguado.

Aparcamiento con algo de dificultad en el acceso pero amplio en el interior, 10.-€ día, se agradece y mucho.

Un magnifico hotel en el centro de Olite, tranquilo y acogedor.

Pequeño hotel sito en Olite, en el centro del pueblo. Tres pisos, y el último dedicado a las habitaciones superiores. Comentario de la habitación 308. Amplia, con tres armarios dobles, cama amplia con dosel, balcón al patio interior, muy coqueto, donde se sirve el desayuno y se puede cenar. La habitación carece de servicios complementarios: minibar, caja fuerte, etc. Televisión para actualizar. Baño amplio y cómodo. Techos muy altos. El hotel fusiona lo rústico con lo moderno, así como ciertos elementos de clase.
Desayuno bufet muy sencillo pero suficiente, posibilidad de garaje, 10€ diarios.
Servicio familiar y cercano.