Castillo Medieval muy bien restaurado , situado en una llanura , rodeado por un foso donde , en una parte de él se dispone la piscina. Muy buena conservacion arquitectonica y decoracion con gusto acorde a la epoca medieval. Se han respetado las distribuciones primarias y eso siempre provoca una mayor sensacion de autenticidad. Existen diferentes areas comunes guardando siempre la decoracion acorde a la edad del castillo.
Habitaciones amplias con cuartos de baños actuales lo que siempre otroga mas sensacion de confort.
Excelente servicio en recepcion y en cafeteria con disponibilidad, agilidad y simpatia.
El desayuno muy flojo (quizás seria preferible que cobraran un poco mas y el desayuno fuera mejor). También el servicio del mismo fué bastante frio y distante, por no decir que fue un servicio malo. Este detalle hace bajar la nota en este apartado.
Nosotros estuvimos alli haciendo escala y , desde luego, cumplió con creces lo que buscabamos
El precio es habitacion doble con desayuno

Un hotel diferente, entre Salamanca y Zamora, en un castillo con mucha historia. El personal explica con mucho gusto, como si de un guía se tratará, la evolución histórica, desde el Siglo XI, los sucesivos dueños, arzobispo incluido, - y usos del castillo, que por algo se llama Buen Amor- los diferentes salones, el mobiliario, los tapices, los pasadizos secretos, etc. Un lujo. Pequeña cafetería, con techo de artesonado mudéjar, y un “cinturón de castidad”, patio central gótico, habitaciones con evidente “encanto”: impresionante espesor de los muros, camas grandes, decoración adecuado al entorno, terraza con vistas a la dehesa. Sirven el desayuno en la habitación, lo que debe ser una gozada con buen tiempo tomarlo en la terraza. Los dueños viven ahora al lado del Castillo. La finca es enorme y se puede pasear, encontrándose hasta con un laberinto de cipreses. El restaurante, abajo, con techo abovedado y hasta marcas de canteros. Había reservado la oferta de los viernes noches: alojamiento, desayuno y cena de degustación, que comprobamos eligieron otros huéspedes también. El menú se compuso de cazuelita de queso fundido, risotto de hongos, rodaballo con pisto y berberechos, perdiz estofada y carta de postres, infusiones. De vino, un Pesquera. Una cena muy copiosa, cuya digestión necesitó de su correspondiente GT. Lo sorprendente es que los salones quedan abiertos sin problema de horarios. Ah Se me olvidaba resaltar la amabilidad de los camareros, entregados y trasmitiendo buen humor, detalle este relajante, ya que hay quienes confunden profesionalidad con seriedad de expresión. El precio -190€ - incluye alojamiento, desayuno, cena menú -y entrono único. No se puede comparar con hoteles de cadena Como mucho con los Paradores, pero en este caso, en manos privadas. Y esto se nota mucho. Hay que sumar el vino/bebida de la cena. Desde luego una experiencia diferente. Y gratificante. Y muy muy relajante. Aconsejo consultar la página web para pillar promociones.