Vale la pena lo difícil que es encontrarlo, pues hay que callejear a conciencia por el pueblo y el hotel está un poco apartado, en una loma, con una vista magnífica. Bonito hotel de montaña, perfecto para cualquier época del año, con un personal competente y amable, una buena restauración:cenamos y desayunamos allí, correcta carta de vinos, café de verdad, embutidos de al zona, zumos naturales... La habitación de tipo superior que cogimos grande y muy bien decorada, con una gran bañera en el cuarto. La ducha y resto de WC aparte, con todos los adminículos de aseo precisos, de calidad además, y salida directa a una especie de reservado con 2 sillas donde leer, charlar o simplemente contemplar un paisaje precioso.
El spa está muy bien; varios tipos de ducha, sauna finlandesa, baño turco, piscinita, jacuzzi,..., a muy buen precio: 23€ por persona utilizable todo el día.
Llevábamos idea de coger el cremallera de Nuria, pero se estaba tan bien en el hotel que allí nos quedamos. El ambiente es súper-tranquilo.
El único pero es que la piscina está incluida en el spa, y si no contratas éste no la puedes utilizar.
Ideal para descansar y comer bien.