Hola a tod@s. Os llevo mucho tiempo siguiendo pero es la primera vez que

Hola a tod@s. Os llevo mucho tiempo siguiendo pero es la primera vez que participo, así que ante todo saludos y enhorabuena por el gran foro que habéis construido entre todos.
Me encanta la gastronomía y por ende la restauración. El trabajo de los profesionales de la hostelería me parece duro por sacrificado y digno de toda consideración y reconocimiento, pero ¿no nos estaremos pasando? ¿No estaremos cayendo en cierto papanatismo? Me encanta que se investigue en la cocina, pero no estoy tan seguro de que una comida en un tres estrellas tenga que ser un ejercicio intelectual más que un simple placer, de que prime más sorprender con un invento científico-tecnológico que dar un homenaje a los sentidos. Parece que algunos cocineros se han erigido en la punta de lanza de la intelectualidad, y no sólo nos dan lecciones de cocina en televisión: también de filosofía, economía o estilo de vida. ¿No nos lo habremos creído demasiado?
Me parece una aberración que un restaurante me cobre por no asistir a una cita, y me da por pensar que quizá tendrían que hacer lo mismo los médicos, los abogados, los peluqueros... ¿por qué no? Les tendríamos que dar nuestro número de tarjeta también a ellos por teléfono, ¿no? ¿O es que su tiempo vale menos que el de los chefs? Y tampoco me vale el argumento de la materia prima, en primer lugar porque con los medios de hoy nadie tiene por qué notar si la kokotxa es de hoy o es de ayer (sobre todo en estos sitios que buscan la excelencia y tienen lo más fresco del mundo, con barcos que corren a costa más que los de los otros) y en segundo lugar porque el precio de la materia prima, concretamente en Mugaritz, no supone un porcentaje especialmente elevado del precio del menú, por lo que la no ganancia es fácilmente asumible, creo yo. Quizá tenga más que ver con la avaricia propia de tiempos de bonanza que me temo tocan a su fin. Estos sitios seguirán teniendo clientela, pero entre los de fuera del olimpo no creo que encuentren muchos números de tarjeta.
Dicho esto, me parece una falta absoluta de escrúpulos y de respeto reservar en más de un sitio para luego cancelar, o a lo peor ni eso. Pero de ahí a tener que pagar una fortuna y casi hasta humillarese por no poder ir a una fiesta, va un trecho. Yo suelo ir con amigos y familiares a comer a sitios de todo tipo, también a los top cuando puedo, y a menudo me encargo yo de la reserva. No recuerdo cuándo hemos fallado, creo que nunca, pero el pasado verano tenía una mesa reservada en Akelarre para ocho personas, cuatro de ellas de fuera de San Sebastián, y tuvieron un percance de camino. Llegamos más tarde de lo anunciado, pero pudimos habernos visto en la obligación de cancelar. ¿170€ x 8 a mi tarjeta? Por favor...
Una reflexión: hace un par de años teníamos una reserva en un sitio de los de lista de espera, estábamos con ilusión de la primera vez. Unas horas antes de la comida me llamaron para decirme que tenían que cerrar el restaurante por defunción. ¿Tenía que haberle pedido su tarjeta por no cumplir?
Y para terminar diré que nunca me han pedido la tarjeta en ningún restaurante, tampoco en Mugaritz, donde he estado dos veces y me han tratado genial y he estado super a gusto, aunque su concepto de cocina no sea mi favorito.
Ruego me disculpéis por extenderme tanto. Prometo ser más breve en adelante