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Soy gilipollas, lo se, no hace falta que nadie me lo diga, lo he constatadado

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#1
gavelar

Soy gilipollas...grandisima velada con un menu redondo

Soy gilipollas, lo se, no hace falta que nadie me lo diga, lo he constatadado yo mismo, no iba a comentar nada, a nadie le gusta reconocer que es tonto, pero hoy en la mañana al ver en twiter un comentario "grandisima velada con un menu redondo" no he podido resistirme.
Comenzamos la historia por el principio, cena en un afamado restaurante de mi ciudad, a cuatro manos, con un cocinero con estrella michelin de otro local al que siempre he tenido ganas de ir pero por aquello de la distancia...solo es esa noche, acontecimiento irrepetible..excusas para autoconvencerme (por cierto siempre me planteo la cuestion, cuando un "reconocido" cocinero esta fuera de su restaurante cocinando en otro sitio, como en este caso, en un congreso, ponencia, debate...añade aqui el acontecimiento que usted quiera, ¿quien cocina en su lugar?...seré tiquismiquis, que lo soy, pero si voy al Arzak(por poner un ejemplo), quiero que me cocine Arzak...al menos alguna cosa (si además de tiquismiquis, soy ingenuo y gilipollas).
El "sarao" empieza a las 21.30 (me piden que sea puntual) y a mi que me gusta serlo llego a las 21:15...me habré equivocado de día, somos los primeros en llegar el sitio esta vacío, nos ponen un vino mientras esperamos (es un menú a cuatro manos, con maridaje de una bodega cuyo nombre procurare olvidar para toda la eternidad), un verdejito comercial, agradable, sin más ni menos...fue el mejor de la cena.)
A partir de las 21:40 comienza el goteo de gente (pero no empezamos a las 21:30 la puntualidad en este país no esta en peligro de extinción...directamente murió). Me sorprende la familiaridad, confianza e intimidad de los comensales con los cocineros y personal de sala (al entrar casi he tenido que explicar a mi pareja que efectivamente era la primera vez que veia a la señora que nos ha recibido), todo son fotos, sonrisas y abrazos, vamos he participado en bautizos menos cordiales.
Por fin, cuarenta minutos después de la hora señalada nos sentamos para disfrutar del festin...al turrón, pos no, antes unas palabras de los chef que parecen un mini-discurso de aceptación del nobel (¿nadie más añora cuando los cocineros se dedicaban a cocinar?), ahora si que empezamos, pos no, disertación del bodeguro cuyos vinos van a amenizar la cena.
Con tanto preámbulo, esto tiene que ser la pera limonera...resultado mucho ruido y pocas nueces, emplatados espectaculares (viendo como colocaban algunos ingredientes con pinzas sospecho que en muchos platos tardaron más en el emplatado que en el cocinado), pero de sabor insulso los más, algunos directamente malos y unos pocos agradables, ¿tanto para esto...? no debería ser la regla primordial de un cocinero, que la comida estuviera, buena, rica que fuera maravillosa, para perpetrar comida mediocre me valgo yo solo (eso si sin un envoltorio tan grandilocuente). Cada dos pases acompañados por un vino y una mini disertación del orgullosisimo bodeguero, que si tinajas, que si hollejos que si turbiedades (los experimentos que decía el ex-ministro con gaseosa), la verdad es que los vinos maridaron a la perfección con la comida, comida presuntuosa y gris vinos con infibulas y malos), de esos vinos que jamas compraría ni por un €, ni muchos menos a los precios ridículos a los que se comercializan, de eso que no apetece un segundo sorbo, ni mucho menos que te rellenen la copa.

Al compartir mesa, mantel y comida con varios desconocidos, llego a la alarmante conclusión que además de gilipollas, soy raro y mi paladar se encuentra de algún modo defectuoso. Para mis compañeros de velada todo era magnifico, espectacular y orgasmico...por supuesto trufado todo ello con centenares de fotos (no, no es una exageración, calculo que entre mis nuevos cuatro amigos harían más de 300 fotos..más algún vídeo).¿Alguien recuerda, cuando SOLO se disfrutaba de la comida sin necesidad de hacer un reportaje fotográfico a cada plato, como si fuera una inspección ocular policial de la escena de un sangriento crimen?).
Aderezada la velada con una competición verbal por contar sus aventuras gastronomicas y a cuantos chef´s conocen y los amigos que son suyos (!).
Al final de la cena visita de los chef cual estrellas de rock firmado autógrafos, para recabar nuestra opinión (o más bien los elogios), ante el arrobo y las fotos por supuesto, de mis camaradas.
¿Qué hacéis cuando vienen a preguntarte que tal la cena, supongo que lo mismo que yo, mentir,alguien, alguno le ha dicho lo que le parece realmente la mediocre comida que le han servido a bocajarro al cocinero?...hubiera sido si no divertido, curioso, pero a ciertas edades, uno directamente pasa de problemas...eso y que supongo que me hubieran linchado (al menos verbalmente).
Igual que fui el primero en llegar fui el primero en irme (supongo que alguno quedara haciendo fotos), no sin antes pagar por una cena "inolvidable", más o menos los mismos € que mi madre destina a comida en quince días.
En resumen, ahora me digo a mi mismo, nunca más, pero supongo que cuando vuelva a ver otro super-cuchi-maxi-evento gastronómico me faltara tiempo para apuntarme. Lo dicho soy gilipollas.

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