La Hostelería y Abraham Lincoln

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    #1
    ConstanGarcia

    La Hostelería y Abraham Lincoln

    En repetidas ocasiones leemos en este foro lo disparatado y abusivo de los precios en los restaurantes. Estoy de acuerdo en parte en que estos años de bonanza económica han traido como consecuencia la proliferación de locales que apostando por decoraciones expectaculares y campañas de marketing bien dirigidas, pero sin un equipo lo suficientemente profesional, ni un buen plan de negocio, ni una sólida cocina que los respalde, han intentado dar gato por liebre al consumidor. Pero la crisis, desaceleración, recesión o como quieran llamarle, regulará el mercado y la burbuja hostelera se desinflará y todo volverá a su orden natural.
    Digo todo esto porque he sido testigo de los enfrentamientos que en éste foro subyacen entre clientes y profesionales sobre si los negocios de hostelerís son una mina de oro o no.
    Recordar a todos que parece que la hostelería de batalla, de barrio, de calle no exista en nuestro mundillo enológico-gastronómico.
    Cuando paseo por mi barrio (casualmente es un barrio acomodado) no deja de sorprenderme que de más de los 100 establecimientos hosteleros que hay en mi zona cerca del 80% oferten menús de mediodía que estén por debajo de los 10.00€ y curiosamente no se trata de locales con grandes aforos donde el volumen de ventas pueda compensar de alguna forma lo ajustado del precio (como por ejemplo los bares de polígono).
    Que alguién te sirva un primero, un segundo, un postre, pan, bebida y café por menos de 10.00€, no genera protestas entre los consumidores, si no parece que es normal y natural.
    Como en todo, puedes encontrar sitios magníficos, buenos y malos (los horribles suelen cerrar pronto). Entiendo también, que en una sociedad donde la mayoría de la población es mileurista y donde comer fuera de casa es una necesidad y no un placer, el cliente no puede pagar más por que no tiene más. Pero me gustaría que pensaramos en esa mayoría silenciosa de hosteleros que trabaja con márgenes bajísimos, que abre siete días a la semana en esas microempresas donde el propietario es el primer trabajador de la empresa y donde la jormada media ronda las 15 horas diarias.
    Humildemente creo que esos hombres y mujeres no son capaces de dignificar su profesión y reivindicar un precio justo por su trabajo.
    Si algún conocido nuestro nos cuenta que se compró un Ferrari por 12.000,00€ todos nos reimos en su cara, pero sin embargo, estamos acostumbrados a que alguien nos cuente que fué a un sitio buenísimo y baratísimo donde comió una mariscada por 15.00€ tan fresca, fresca que las cigalas le saludaban con la patita al entrar en el restaurante.
    Amo esta profesión profundamente y ninguno de los ejemplos que he citado son mi caso afortunadamente, no estoy quemado ni nada parecido, al contrario, lleno de ilusión y de proyectos.Pero me duele ver una hostelería mala e inepta, tanto como una hostelería buena y profesional que no sabe venderse. Por eso, yo suelo decir que cuando Abraham Lincoln abolió la exclavitud se olvidó de la hostelería.

    P.D.- Perdonad por el sermón pero es que éste nuevo formato de web ha sacado mi lado contestatario.
    Salut

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