El equilibrio entre los sabores.

...Cuanta verdad hay en lo que has escrito...

Saludos!

Hola, Dominic.

Ante todo Felices vacaciones.

Estamos de acuerdo, lo que ocurre es que, igual que en las artes plásticas, existen preferencias; por ejemplo, en Sevilla los gustos estéticos de buena parte del personal se han quedado anclados en el Neo-Barroco, las procesiones de Semana Santa son un buen ejemplo de ello. Y todo lo que se salga de ese recargamiento y sobreornamentación no es bonito; el propio edificio del Colegio Oficial de Arquitectos, que es una delicia de proporciones y de integración, es considerado aquí como un adefesio.

Lo que he querido decirte es que, igual que en el arte, el aficionado no debe anclarse exclusivamente en los gustos del pasado, sino abrirse a nuevas tendencias y gustos y disfrutar con ellos. Hay que se capaz de disfrutar con Velázquez y con Picasso.

Saludos.
Pedro.

Buenos días Pedro,

Felices vacaciones tambien para ti y si me lo permites, me sumo a tu reflexión.
El miedo ancestral y visceral a perder la identidad propia es quizá la causa de ciertos inmovilismos. Eso nos ocurre a todos. Supongo que tendría que haber un equilibrio entre lo genuino y auténtico y las nuevas tendencias. Maridar tradición y vanguardia. Artesanía y tecnología. Ser permeables. Aceptar el mestizaje como algo natural y enriquecedor. El mundo del vino refleja muy bien esta cuestión.

Y ya que hablamos de arquitectura es quizá ésta, de todas las artes, la más integradora. Sevilla, con sus exposiciones universales, es un buen ejemplo de ello. La experimentación es la base del progreso…pero…me gustaría saber que opinan en Donostia (con todos mis respetos a una de las ciudades más bellas que conozco) del Auditorio del Kursaal del genial arquitecto Moneo…a mi entender…los genios también se equivocan. Y si no...que se lo pregunten a los que viven en los edificios de enfrente. No creo que les haga mucha gracia haber perdido la visión de esa maravilla que es La Concha.

Saludos!

Pues, Laura, en Sevilla la Exposición del 29 no fué precisamente muy innovadora, la Arquitectura Regionalista de Aníbal González fué la suma de todos los Neo (Neo Barroco, Neo Gótico, Neo Mudéjar, etc,...) y se perdió una ocasión de oro para poner la ciudad en la vanguardia arquitectónica. La Expo´92 fué otra cosa, y afortunadamente ha cambiado bastante el aspecto tradicional de la ciudad.

En cuanto al Kursaal de Moneo, a mi me parece muy bello y creo que ha realzado la imagen de la ciudad y de la Concha. Ha sido algo parecido a lo que provocó Marcos Eguren con sus nuevos vinos en La Rioja (San Vicente).

Saludos.
Pedro.