Escapada a la Terra Alta (telegráfica).

Hoy me he pegado un ";voltio"; por la Terra Alta.

En visita relámpago he estado de nuevo en la bodega de Laureano Serres (había quedado sobre las 12:30 y he llegado a las 13:30 debido a un pequeño depiste en Gandesa, mi manía de no mirar los mapas!).

En plan visita de médico he probado diferentes cosas, no muchas porque no había demasiado tiempo (Laureano siempre abruma!).

No he tomado notas de cata porque ni tenía ni tiempo ni ganas después de llegar tarde (más claro el agua).

Un blanco de garnacha y macabeo (60%/40%) (2004) directamente de cuba de acero, muy rico, con la justa presencia de la garnacha blanca, con su característico toque de amargor final pero sin la voluptuosidad y gliceridad que caracteriza a los monovarietales de garnacha blanca prioratina o de la Terra Alta.

También he podido probar un nuevo inventillo en dos variantes (2004): sin y con barrica (sólo 2 meses y medio en barrica). Un coupage de shiraz, cabernet sauvignon y cariñena. Muestra de cuba también, sin filtrar. El que no tenía barrica, ciertamente un vino muy interesante como vino joven con la presencia muy clara de la cariñena, algunos toques de shiraz (mentolados) y un cabernet muy bien integrado (sin pimientos verdes pá entendernos). La muestra con barrica (sólo dos meses y medio, insisto) había pulido esa sequedad tánica que aporta la cariñena, lo hacía elegante, quizás más bebible que el primero pero sin duda alguna también más ";normal";. Me quedo, para cuando lo embotelle, con el que no tenía crianza.

El otro que he probado ha sido un 9 meses en Barrica (2003), se irá todo a USA. Composición: Cariñena, Cabernet S., Syrah y Garnacha de viñas viejas. Entre goloso, un punto dulce, y ciertas notas de sobremaduración que no me han acabado de convencer pero que realmente gustarán mucho al mercado yanki (buena visión comercial de Laure, again).

Finalmente me ha deleitado con un vino rancio que tiene como base el Ví Ranci de 1975. No me esperaba este estilo de vino rancio, seco, muy seco, suave, elegante, largo y que sin querer entrar en comparaciones me ha recordado a los finos y manzanillas sin el toque salino y con menos presencia del alcohol. Un rancio interesantísimo como vino para el aperitivo y con muchos posibles para acompañar los postres (según Laureano pastas secas).

Me quedó por probar el monovarietal de Macabeo, que como diría el refrán: el que llega tarde ni oye misa ni prueba monovarietal de macabeo. Otro día será.

Gracias a Laureano por su paciencia y ánimo para seguir en la linea de trabajo, apoyando la moción de Maese Camblor, sigue trabajando en ese rancio porque va a dar mucho que hablar.