Presentación vinos Cigales.

Con una mezcla de ilusión y curiosidad decidí acudir a la presentación de tintos y rosados de la Denominación de Origen Cigales en el hotel Occidental Miguel Ángel de Madrid. Antes de ir, y dado que no es una zona especialmente conocida para mi, busqué un poco de información para ver lo que me podía encontrar.

La Denominación de Origen es relativamente nueva, y por lo que aparece en la página web del Consejo Regulador bastante dinámica. Zona tradicional de rosados, sus tintos parece que se van abriendo hueco, por la apuesta por la calidad que daba la impresión que estaban haciendo algunas de las bodegas. La cosa prometía.

La zona acogida a la DO Cigales se encuentra entre Valladolid y Palencia, al norte de la depresión del Duero, a ambos lados del valle del Pisuerga. Zona de grandes contrastes de temperatura entre el día y la noche, y entre verano e invierno. La altura media de las viñas es de unos 750 metros sobre el nivel del mar. Suelos arenosos y gredas yesíferas son los que abundan en estos parajes.

Anoté en mi libreta algunas de las bodegas que curioseando en las inevitables guías, en la página del Consejo Regulador, y en la propia información que las bodegas habían volcado en internet, me parecieron más interesantes. Levaduras autóctonas, volúmenes de producción controlados y control de la uva por parte de la bodega en todo el proceso productivo fueron parámetros que consideré a la hora de introducir las bodegas en mi lista.

La representación de bodegas era amplia y la labor de cata fue ardua, debiendo poner cuidado para no salir de allí “perjudicado”. La amabilidad del personal que atendía los stands fue extraordinaria. Eso, junto con sus ganas de compartir con aficionados y profesionales, y la ilusión y conocimientos con que nos recibieron hizo que pasáramos un muy buen rato.

Hubo varias bodegas cuyos vinos me impresionaron francamente, entre ellas:

CÉSAR PRÍNCIPE

Catamos un par de sus vinos, destacando especialmente su Cesar Príncipe 2007 barrica, un vino que en nariz se mostraba intenso, con notas de torrefactos y cacao, frutas rojas maduras, sobre un fondo balsámico, complejo y agradable. En boca el vino tenía una acidez muy correcta, y unos taninos algo verdes, mostraba también las frutas rojas y al final quedaba un recuerdo algo amargo y elegante. Seguro que gana mucho en botella, pero aún así un vino que me encantó. Lo apunto en mi lista de seguimiento, que corre el riesgo de agrandarse sin límites.

VIÑA CONCEJO

No era una de las que estaban en la lista, me temo que deberían incrementar su labor de marketing, pero mientras cataba en un stand cercano, escuché a una pareja pedir un vino de reserva. El responsable del stand les indicó que la bodega no se regía por esos parámetros, que preferían darle a cada vino el tiempo de barrica que necesitaba. Automáticamente me decidí a acercarme, y no me arrepentí. Enrique es un enamorado de su trabajo, y es una gozada charlar con él, pero aún mejor es probar los vinos que hacen.

Caté el Viña Concejo 2006, un vino en el que destacaban sobre las notas de torrefactos y cacaos, muy comunes a lo largo de la cata un fondo mineral y de violetas muy distintivo y elegante. En boca encontré una acidez moderada y bien integrada con la fruta, un vino que realmente gusta beber, largo y potente.

LA LEGUA

Charlamos un buen rato con María, managing director de la bodega, que se mostró muy orgullosa de su vino joven, que aunque fue un vino discutido por los que tuvimos oportunidad de probarlo a mí me pareció más que correcto. Este La Legua 2009 es un vino fresco, con un aroma a fresa limpio que me encantó, un vino con una acidez suficiente, que se bebe solo.

Probamos todos los vinos de la bodega, resultando muy interesante el Capricho 2006 un vino muy serio, aromático y complejo, su aroma mezcla los cacaos y torrefactos, con las violetas y el romero. En boca estaba un poco verde, pero sus taninos y acidez le auguraban una proyección notable.

Una lástima que no probara los rosados que tenían una apariencia impresionante, pero después de más de veinte vinos decidimos que era hora de levantar el campo. Los tintos de tempranillo de Cigales me impresionaron, y el magnífico rato que pasamos quedará anotado entre las maravillas de las experiencias enológicas en mi memoria.

Si has llegado hasta aquí puede que te preguntes, si no hubo vinos que no me gustaran. Si que los hubo, pero el respeto al trabajo y las ganas de dar buenas noticias, han hecho que ya los haya olvidado. Para las malas noticias ya está el Telediario.