¡Ayuda amigos!: ¿el ribete también?

Como podreis apreciar enseguida si teneis la misericordia de leer alguna de mis catas sin reíros, soy un aficionado en iniciación. Pues bien, ayer estaba con unos amigos en un restaurante familiar de Torremolinos donde el dueño y camarero nos propuso "atacar" unas paletillas de cordero lo que aceptamos inmediátamente. "Entonces ¿que vinito queréis, Rioja o Ribera? (clasica pregunta, parece que otros vinos no se pueden tener por ser invendibles). Las Sras. contestaron que preferían el "Riberita" a lo que, como comprenderéis, no hicimos la mas mínima objeción, no por no desear algo diferente sino porque los deseos de las Sras. son órdenes aquí y en Helsinki.

"Tengo un S. Cristobal....". ¡Venga, vale, traigalo!. En ese momento, este humilde aficionado que se crece ante las amistades de menor edad y experiencia recordó que ya había catado en casa ese vino, comprado en un safari por las esquinas de los lineales del Corte Inglés. Rápidamente entré en la página de Verema con mi nuevo iPhone (en el que la página se ve estupendamente a base de aumentar la imagen en cada secuencia con el ya conocido movimiento de "florecer la mano hacia abajo") y busqué mi cata. "¿Ves?" le digo a mi amigo y co-pagano en la comida. Este vino ya lo caté yo y fíjate, no le dí una muy buena nota pero tal y tal.....

A lo que iba. En mi cata de Verema ponía "Ribete granate".

Cuando yo bebo vino en comidas o tapeos, lo degusto, lo aprecio, lo apunto... pero no lo recuerdo como "cata" pues esto solo lo hago en casa, en la misma mesa, con el mismo paño blanco de fondo, con mis copas y mi luz. Siempre en las mismas condiciones, sólo o con mi mejor amigo, que no bebe y así no me fastidia la botella de la que, como es natural, mi señora es co-propietaria lo que ya supone una gran merma.

Pues bien. Al traernos el San Cristobal en cuestión, el ribete ¡era claramente violáceo!. ¡Clarísimamente violáceo!.

La joven pareja con la que compartíamos mesa me miró como diciendo "pues si que....". Pero se me apareció el santo y al mirar la etiqueta ví "cosecha 2006", y recordé que la cata mía correspondía a la añada 2005. Como es natural les dije ¡Claro, a diferentes añadas, diferentes colores!. Fué un recurso de emergencia para no quedar como el culo. Y surtió efecto. Ellos dijeron: ¡Ah, claro, claro!. Y yo cambié de tema rápidamente desviándolo a la gran calidad que aquella paletilla que me estaba comiendo atesoraba...

La pregunta es: ¿Puede un mismo vino con la misma crianza y la misma variedad, variar el ribete tanto con el tiempo en botella o es que veo menos que un gato de escayola y tengo que desistir de esta afición?. Porque los matices en el color del vino son complicados (granate, picota, burdeos, rubí...), pero un ribete violáceo, es un ribete violáceo.

Señores veremeros: ¡asístanme, por favor!.