Aprovechamos este puente del Pilar, para reunirnos en casa; realizar una barbacoa y pasarlo bien. Tuvimos la gran suerte de reunir dos botellas de Cims de Porrera de 2005, para amenizar la comida. El vino estuvo a la altura. Pero con la salvedad de que eran dos elaboraciones distintas. Uno, de corte más elegante y refinado, sobretodo en nariz, casi totalmente elaborado con cariñena. La otra botella, la otra cara de Cims; éste elaborado sólo con Garnacha. Debo confesar, que siendo un "garnachero de pro", el cariñena me encantó. Recuerdo, que comentaba Adriá Pérez en la última Fira del Vi de Falset, que en los próximos años, y como decisión personal, quizás, iba a ir declinando su vino más hacia el lado de la cariñena. Más que comentario a este vino, mi interés en este tema lo oriento hacia qué os parece el hecho de que grandes vinos como puedan ser éste, evolucionen con el tiempo hacia un lado u otro. También podríamos hablar de algunos Riojas de nuevo cuño, tipo Predicador, por poner un ejemplo o algunos Riberas, Bierzos o Toros...´ ¿Deben mantener estos vinos de renombre su clasicismo? ¿Pierden acaso un poco sus señas de identidad, en algún caso? Ponedme ejemplos de vinos que han ido cambiando con el tiempo; para bien o para mal, a veces... Saludos