El problema es que hay que saber muy bien en qué se invierte el dinero, porque

El problema es que hay que saber muy bien en qué se invierte el dinero, porque no está el horno para bollos; ir probando cosas nuevas a ver si están bien no me parece un buen planteamiento con esos precios de por medio. NO por tacañería, sino porque sabiendo lo que cuesta poner en el mercado una botella de vino, sé el margen que se lleva el bodeguero; y probablemente me moleste en cuanto vea la calidad del vino.

Yo, por lo menos con el vino catalán, tengo suerte, no tengo que comprarlo para saber lo que está bien y lo que no, de cualquier precio. Pero no sé si pagaría experimentos de los mismos que ofrecieron en los 90 calidades asombrosas y hoy día están más caros y son peores. O quizá de gente que ni siquiera sabe lo que tiene entre manos; en abril publicaremos una entrevista con Telmo Rodríguez, en la que nos dice que rechaza a menudo ofertas para colaborar como consultor - que no es - en proyectos de gente de la construcción que ha invertido en viña vieja, en una bodega, y que quiere amortizar rápido haciendo un vino a 30 € la botella. Cuántos hay así, especialmente en Ribera del Duero? Que la botella sea ajena a esta condición no cambia las cosas a futuro, porque con ese espíritu no se aguanta más de tres cosechas a buen nivel.

No es general la calidad por un precio. Las catas a ciegas lo demuestran, a nosotros muchos vinos reputadísimos y carísimos nos han parecido normalitos durante las catas para nuestro libro. Por eso hemos extraído un criterio con respecto al precio, que consiste en que necesita confirmación de que existe una RCP sostenible.

Feliz año nuevo

Jordi