En el Celler del Roure con Gerry Dawes
Ayer tuvimos José Contreras y un servidor ocasión de compartir un excelente arroz al horno, con unos embutidos y algunos vinos con Pablo Calatayud (bodega Celler del Roure) y el periodista norteamericano Gerry Dawes que se encontraba visitando bodegas por la zona. Tras una llamada relámpago de Pablo nos fuimos a Moixent y pasamos tres agradables horas hablando de vinos y gastronomía española.
Gerry es todo un personaje, buen amigo de Manuel Camblor, con quien comparte muchos puntos de vista sobre los males que está causando las críticas de Parker en la forma de hacer vino de muchas bodegas. Había venido al “Madrid Fusion” y después se había quedado unos días de gira por muchas bodegas emergentes con su libreta de notas de cata y sus dos cámaras fotográficas a cuestas. La principal sugerencia que le dió a Pablo tras probar sus vinos fue que no les metiera tanta madera nueva de roble francés, que estaba estropeando una gran materia prima. El vino que más le gustó fue, curiosamente, el más básico de la gama, Les Alcusses 2000, un vino con un 40% de monastrell, 40% tempranillo y 20% cabernet, que hasta ahora no ha querido distribuir en el mercado español. Un vino suave y fácil de beber, con mucha menos potencia y concentración que el Maduresa.
Pablo se quedó a cuadros cuando Gerry le dio su opinión de Les Alcusses y contestó “pues eso dice mi padre, que está muy bueno para comer”, a lo que Dawes, con una sonrisa, le dijo: " haz más caso a tu padre y tus propios gustos y menos a lo que te digan los críticos desde fuera" (divertida contradicción). A mí, que me gustan los vinos con potencia y concentración, siempre que guarden una cierta armonía y se intuya capacidad de buena evolución, me pareció claramente superior el Maduresa 2000, que está evolucionando excelentemente en los últimos meses.
Gerry compartió con nosotros un Finca Sandoval 2001 que le había dado Victor de la Serna. Un vino muy concentrado en nariz y boca, necesita ahora mismo mucho oxígeno para empezar a expresarse pero apunta buenas maneras.La cuestión que quedó en el aire es si no hay muchas bodegas que están sacrificando un buen producto básico en favor de vinos con aspiraciones de grandes, con concentración, potencia y altos precios.
Ese vino, Les Alcusses, que a Pablo no le apetecía dar a conocer excesivamente es quizás el que más puede gustar a un cierto público de gustos más clásicos, que no busca colores oscuros, potencia ni bombas frutales cuando come. Esos vinos, de menos concentración frutal (viñas con mayor rendimiento por hectárea), con menos tiempo de barrica (y sin ser toda nueva) son mucho más baratos de producir y tienen su público, gente que busca vinos más baratos y más fáciles para acompañar una comida. ¿Por qué renunciar a ellos?