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Juansanroman

El Holocausto en Zamora: re-visita a Dominio de Sexmil

No teniendo suficiente con las visitas del estupendo viaje del Douro caemos en la cuenta de que la vuelta ha de pasar cerca de Zamora, donde podemos aprovechar para volver a ver la bodega de nuestro incomparable amigo Juan Miguel Fuentes (Dominio de Sexmil) en Cabañas de Sayago y catar las últimas novedades que ha ido introduciendo. Y también, cómo no, ver si tenemos suerte y nos homenajea con alguna añada antigua de sus vinos más tradicionales.

Pero lo primero es lo primero: ninguna visita a Dominio de Sexmil está completa sin ver antes esos viñedos que es difícil encontrar en ninguna otra parte. Estamos en una Denominación de Origen curiosa que se llama “Tierra del Vino de Zamora”. Lo curioso es que lo normal sería que fuese la Tierra quien diese nombre al Vino (y por tanto fuese Vino de la Tierra de Zamora). Pero es que aquí hubo un momento histórico en el que el viñedo tuvo tanta relevancia que es al revés: es el Vino quien da la apelación a la zona!

A principios del siglo XX había en esta Tierra la friolera de 55.000 hectáreas de viñedo. Se ha arrancado la mayoría y hoy no subsiste ni el 10%. Pero entre lo que subsiste se pueden encontrar verdaderas joyas pre-filoxéricas (parte de esta zona es muy arenosa y no fue alcanzada por el insecto) entre las que algunas de Dominio de Sexmil son como joyas de museo. No sólo por edad (algunas de 150 años y quizá más) sino también por tamaño (algunas tienen el grosor de mi muslo!).

Tras la visita campestre toca la de la bodega. Esto sí que es “garage wine”! La última vez que vine, hace dos o tres años, los vinos de la bodega eran fundamentalmente: 

1)Brochero, un vino producido con uva de viña de más de 70 años y con crianza de 15 meses en barrica de roble francés. Se hacen unas 8.500 botellas al año. Un vino potente, extraído, sin concesiones, con mucha fruta y donde la madera (probamos el 2018) todavía es bastante discernible pero al que puede quedar vida por delante. No conozco mejor RCP que esta en España.

2)Dominio de Sexmil, con crianza de 23 meses en barrica francesa pero que pese a todo es mucho más suave y balanceado que su hermano pequeño. Más elegante, quizá. Se producen 3.170 botellas anuales pero pocas de estas veréis por nuestros lares porque nos cuentan que hay un distribuidor chino que se las lleva casi todas todos los años!

3)Sexmil Edición Summa, vinazo potente, estructurado y complejo del que apenas se hacen 300 botellas (y no todos los años!) y que en mi opinión merece mucha, mucha botella y una decantación de varias horas para poder apreciar todas sus virtudes.

4)150, un vino elaborado con las viñas más viejas de la bodega (de ahí el nombre: 150 por la edad de las viñas). Crianza de 19 meses en barrica. 1.000 botellas. Este no lo había probado la vez anterior, pero esta vez sí tuvimos la oportunidad y mostraba todo lo que un “hermano mayor” del Summa podría querer tener.

Desde entonces la bodega ha añadido dos nuevos vinos: 

- un varietal de Garnacha (todos los demás vinos son Tempranillo),

- y un nuevo Tempranillo llamado 100 (otra vez la edad de las viñas) que por precio está entre Dominio de Sexmil y el Edición Summa y que pareció efectivamente con un mayor nivel de complejidad que el hermano menor y que además estaba muy accesible (cierto que estuvo decantado unas horas). 1.300 botellas.

Pero además... Además Juan Miguel nos había preparado un Summa del año 2003 que nos encontramos decantado al llegar a la sala de catas! Espectacular! Todo terciarios pero aún con fruta, complejidad, elegancia, persistencia... Lo tenía todo! Un lujo.

En fin, una gozada la recepción y ver cómo poco a poco se va abriendo paso esta bodega a base de calidad y trabajo. Cierto que sus vinos no son fáciles de encontrar, pero si tenéis la oportunidad no lo dudéis.

Eso sí, la visita no terminó estrictamente aquí porque nuestro anfitrión había reservado para cenar en un pueblecito cercano --Casaseca de Campeán-- en un restaurante que se llama Quintano, regentado por Enrique Quintano. Juan Miguel llevaba años recomendándome este restaurante pero por unas cosas u otras (normalmente por la pereza que me daba volver a Zamora después de cenar) nunca había ido. Qué error!! De verdad que no lo podemos ponderar suficiente, pero es que resulta increíble que se pueda encontrar cocina de esta categoría en un pueblecito así! Menuda sorpresa! Producto local y no local, da igual: la cosa es que el producto es siempre de máximo nivel y la cocina no desmerece un ápice. Desde las croquetas de boletus al pulpo a la brasa; las mollejas de ternera con boletus (para morir de ricas); un atún de Cádiz que parecía carne de Wagyu de lo entreverada y deliciosa que tenía la grasa; carne (esta vez de cerdo) de varios cortes y que se derretía en la boca...

Son apenas cuatro mesas dentro y una terraza con capacidad similar en el exterior. Cierto que cuenta con una bodega preciosa en la que se puede acomodar una comida para bastantes comensales.

Pues eso: que no cometáis mi mismo error y no dejéis de visitar este estupendo restaurante. Nos lo agradeceréis. Y si lo complementáis con una cata en Dominio de Sexmil haréis bingo. Aunque en el restaurante seguro que encontraréis también sus vinos.

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