Tanto hablar en el foro sobre esos rankings donde sale Portugal como la mejor

Tanto hablar en el foro sobre esos rankings donde sale Portugal como la mejor RCP del mundo de los vinos no podía quedar sin reacción: el equipo Holocáustico decide enviar una delegación investigadora a la zona para comenzar un análisis de la cuestión.

Dicen que París bien vale una misa. Y esperamos que las bodegas del Douro portugués valgan los casi 1.200 kilómetros que se hizo uno de nosotros para llegar desde Terrassa. Otro 832 desde Valencia y yo unos más modestos 475 desde Madrid. Habrá valido la pena?

Aquí Pepe, Nicolás y servidor durante la parada intermedia en Madrid para calentar motores...

Ya sabemos que el Corral Cremat no es portugués, pero es el espumoso que había a mano y estaba estupendo. El Arinto de las Azores ya lo conocíamos en otras versiones y diría que es de los mejores descubrimientos de los últimos tiempos. Gustó el Carrocel y a mí también me sorprendió esa Moreto de Fitapreta (Maçanita) que recordaba algo a una Garnacha.

Al día siguiente salida temprana y de momento hemos llegado a Pinhão, un pequeño pueblo al borde de uno de los preciosos meandros del río y rodeado de montes con viñedos labrados en terrazas que parecen imposibles. La casa (airbnb) donde nos hospedamos es estupenda: Helena’s Family House, amplia, limpia, confortable y hasta con un billar americano para competir después de las visitas a las bodegas.

La primera visita es a Quinta do Crasto, una de las bodegas más antiguas de...del mundo! Hay registros de la producción de esta bodega desde el año 1615 y actualmente lleva desde principios del siglo XX en manos de la familia propietaria actual. Las instalaciones son espectaculares: no han reparado en gastos. Detalle tras detalle tanto técnico como estético. Una bodega moderna y a la vez manteniendo la estructura tradicional con buen gusto. Nos llama la atención la estructura metálica sobre la que reposan las barricas con unas ruedecillas que permiten girarlas cómodamente para remover las lías. Hablamos de una bodega de dimensiones considerables, con 215 hectáreas de viñedo y (si no recuerdo mal) siete millones y medio de botellas de producción anual.

No catamos los vinos superiores (Vinha María Teresa y Vinha do Ponte) cosa que queda como asignatura pendiente para otra ocasión. Pero la visita es impresionante y termina con una comida en el restaurante de la bodega, en una terraza con unas vistas que las fotos me temo no reflejan en todo lo que merecen. Disfrute total!

De Quinta do Crasto en apenas diez minutos llegamos a Maçanita Vinhos. Es casi el concepto opuesto de bodega: parece más un “garage wine” o un “laboratorio de vinos”. Ni un lujo, todo “de a pie”. Y sin embargo...aquí se producen 25 tipos distintos de vino. Las tiradas son muy limitadas y no sólo en comparación con Crasto. De algunas marcas apenas se producen una o dos barricas.

Digamos además que Antonio Maçanita y su hermana Joana producen vinos en muchas zonas diferentes de Portugal. Recientemente nos hemos enamorado de sus Arintos de las Azores y ahora llegamos a su zona del Douro con mucha curiosidad.

Ya por de pronto nos soprende que de unos doce vinos que probamos los primeros seis son blancos! No es la zona muy conocida por sus blancos y ciertamente apenas se hacen en las zonas bajas del Douro, pero aquí estamos a 600-700 metros de altitud y hay una riqueza importante de variedades blancas (muchas sin identificar). De hecho en estas zonas, donde  no es raro encontrar viñedos centenarios los vinos se califican como tales, de “viñedos centenarios”, implicando que no hay que preguntar qué porcentaje contienen de cada variedad porque en algunos casos hay más de treinta (y hasta ochenta!) variedades diferentes en cada vino.

Además, quien nos presenta los vinos --Antonio Pereira-- no es un recepcionista de turistas cualquiera: es un enólogo apasionado con un conocimiento excepcional de la zona y con unas ganas enormes de descubrir, de innovar.

De los blancos a mí me conquistó la Vioshinho, otra que se llamaba Os Caniveis y especialmente una de esas tiradas “de barrica” (poco más de 300 botellas) --Vale da Barca--. Estos dos últimos son (como muchos de los de Maçanita de aquí) “Vinhas Velhas”, que es una forma de remarcar que es un field blend parcelario cuya composición es muy variada. En tintos nos encantó un Cima Corgo de Touriga Nacional.

Y parece que (por casualidad) son salió la organización logística de este primer día casi perfecta, porque nuestra tercera y última bodega del día --Quinta do Nossa Senhora do Carmo-- estaba literalmente a cinco minutos en coche de Maçanita. En Carmo vuelve el lujo: una construcción espectacular, con un hotel y restaurante de categoría superior (Relais et Chateaux) e incluso un bonito museo con la historia de la bodega y la tradición de la crianza del vino do Porto de la zona. Curiosamente nos enteramos de que la regulación del Douro exige a las bodegas la producción de un mínimo de vinos do Porto, que en el caso de Carmo apenas llega al 10% de su producción.

También nos cuenta nuestro guía --Daniel-- que el sistema de categorización de los vinos en Reservas o Grandes Reservas no sigue criterios de envejecimiento sino criterios “técnicos” y subjetivos en los que son expertos independientes quienes determinan en qué categoría se encuadra el vino correspondiente. De modo que un vino con seis meses de crianza podría calificarse como Gran Reserva si así lo considerase el experto y uno de 18 no alcanzar el nivel de Reserva si el evaluador no lo considerase de la calidad adecuada.

De los vinos catados nos vuelve a sorprender la calidad de los blancos. Especialmente llama la atención un “blanc de noirs” hecho de Tinta Roriz (Tempranillo) que nos resulta no sólo sabroso sino que nos parece posiblemente la mejor RCP del día. Mucha manzana y bollería. Los tres acabamos comprando un par de botellas de este, lo cual lo dice todo...

Otro blanco que en este caso no sorprende (porque ya lo había bebido) es el Mirabilis Gran Reserva Blanco, un Viosihno y Gouveio (y otras) delicioso con unos contrastes entre nariz y boca (nariz semitropical, seco en boca pero a la vez con recuerdos amielados).  Un blanco de guarda que sin ser barato vuelve a ser una RCP bastante buena.

Los tintos todos excepcionales aunque muy jóvenes. Los dos buques insignias son los Vinhas Centenarias uno llamado Referencia P29 y otro Referencia P28. El P29 es 75% Touriga Nacional y 25% Vinhas Centenarias (variedades múltiples, por tanto) y el P28 es 75% Tinta Roriz y 25% Vinhas Centenarias. Ambos excelentes pero dolorosamente jóvenes: muy concentrados y tánicos y serán sin duda excepcionales...pero dentro de unos años. También catamos un Mirabilis Grande Reserva Tinto que estaba mucho más listo para el consumo sin dejar de ser un tinto excepcional. No barato, eso sí.

Y dejamos aquí el relato de esta primera etapa del viaje para no aturullar la memoria del servidor (y de este servidor). Seguirá la segunda y definitiva parte en unos días.

Como podéis ver hemos sufrido mucho para hacer este reportaje. Pero todo sacrificio es poco en aras de la investigación vinícola! ;)