Bueno, de hecho era un juego de sentidos, sin necesidad de hacer una cata en

Bueno, de hecho era un juego de sentidos, sin necesidad de hacer una cata en toda regla. A cada vino le ponían una música que según el presentador de la cata, se relacionaba, o al menos él lo relacionaba y todos con los ojos cerrados ibamos diciendo las sensaciones que producía. El Viña Pomal blanco, una balada de Michael Jackson, el rosado de Raimat una canción de Pink Floyd, el Prior, (realmente muy bueno), el Alleluia de Leonard Cohen y el Blanc de Blancs Anna, una de Luciano Pavarotti.
El Celler de Gelida es una tienda de vinos muy antigua, muy familiar que se ha puesto al día permanentemente, es una institución en Barcelona, como lo es la Vilaviniteca. Vale la pena pasearse por la tienda y dejarse aconsejar por la familia Falgueras.