Cata comparativa básica
Aquí, en Tenerife, hemos conseguido que unos poquitos amigos (cinco hoy) nos comprometamos a reunirnos más seguido, más enfocados en las catas. Así pues, terminamos hace un momento una que no tenía más objetivo que el de contrastar diferencias entre estilos de vino, algo que reclamaba la mayoría y que, vista la experiencia, es más que interesante para adentrarse en este mundo. Desde una perspectiva muy básica, dándole especial relevancia al ribete y a los aromas (primario, secundario, terciario), elegimos un poco al azar seis vinos bien diferentes. A saber:
- Rioja ";Gran Condal 2002";: un joven correcto, frutal y agradable.
- Valdepeñas ";Castillo de Soldepeñas";: con mucha fruta, franco aunque, como es normal en estos vinos, un pelín rústico. Bien.
- Priorat ";Clos Severí 2000";: sirvió perfectamente a la causa, dando la tipicidad mineral de la zona. Mejor nariz que boca, frutal pero falto de mayor estructura y presencia. Por lo demás, ésta no es su mejor añada. Lo bueno es que es un vino de precio moderado para un priorato.
- Ribera del Duero ";Viña Sastre Pago de Santa Cruz 1999";: tampoco esta añada es de las mejores del Pago, pero también cumplió su función. Fruta madura y madera aromática, con taninos frutales dulces pero también otros pendiente de pulir, secantes y ligeramente amargosos.
- Penedés ";Mas La Plana 1995";: gustó bastante, aunque no a todos. Quizá la mejor nariz -salvando las distancias con el Monte Real-, muy varietal, con las características notas de pimiento y frutos negros. Aguantó muy bien las más de ocho horas de aireación. También parece necesitar tiempo en botella.
- Rioja ";Monte Real Gran Reserva 1973";: Conserva un envidiable color, con buena capa, el ribete, que sí revela sus treinta años, no es tampoco muy amplio. Está en plena forma. Fue la nariz que más gustó gracias a su buqué y equilibrio. En boca es sedoso, equilibrado y definitivamente nada ";moribundo";.
La experiencia ha sido muy positiva para todos. Entre otras cosas, hicimos la previsible prueba o examen de lo aprendido, y cada uno intentó adivinar, con argumentos, a qué vino correspondía la copa que le entregábamos, elegida al azar. No era excesivamente difícil, dadas las evidentes diferencias, pero sí sirvió para que la mayoría, con un casi nulo conocimiento (pero mucho buen gusto :), por supuesto), pudiera afianzarse y atreverse ";a ciegas";.
Saludos,