Bodegas Almanseñas tiene una enorme fe en dos cosas: en Almansa y en sus vinos. Porque ya llevamos un tiempo proclamándolo con pasión: los de Almansa son grandes vinos por si mismos pese a que la Historia, hasta hace bien poco, pareciera haberlos condenado simplemente a mejorar y dar color a los caldos de otras latitudes, por lejanas que éstas fueran.
En Bodegas Almanseñas trabajamos para hacer de los vinos de Almansa unos caldos excepcionales, distintos, fieles a su terruño, porque la tierra, el clima y las variedades tradicionales de la zona, el monastrell y la garnacha tintorera, tienen mucho que contarnos si escuchamos atentamente al terruño.
Para mucho y hasta hace bien poco, las variedades tradicionales de la DO Almansa han sido algo así como cenicientas de la viticultura. El caso más paradigmático es el de la garnacha tintorera, que en Bodegas Almanseñas reivindicamos con entusiasmo. Porque durante años se pensó que esta variedad, caracterizada por su zumo y pulpa de color muy tintos, servía tan sólo para colorear, y poco más. Pero a nuestro entender, la tintorera es una variedad que proporciona vinos de alto equilibrio y concentración y que, adecuadamente combinada con la monastrell, nos ofrece una interpretación certera y exquisita de lo que es la tierra de Almansa.
La monastrell, variedad tradicional de la DO Almansa, cuenta cada vez con mayores adeptos. Esta variedad ha sido la protagonista de algunos de los nuevos "vinos" de la DO Almansa y de otras denominaciones vecinas. Su complejidad aromática, su golosidad, su excelente combinación de frutas y especies y, sobre todo, su magnífica expresión del suelo la convierten, a nuestro entender, en una joya vitivinícola.
La garnacha tintorera es una variedad que, para muchos, históricamente, sólo ha servido para dar color. No es extraño, teniendo en cuenta que se trata de una de las pocas variedades de uva tinta con la pulpa coloreada. Es una de las variedades con mayor presencia en la DO Almansa. Pero más allá del color, produce vinos equilibrados, concentrados, afrutados y muy sabrosos. La garnacha tintorera aún tiene mucho que decir.
El de Bodegas Almanseñas es un proyecto impulsado por un grupo de profesionales liberales vinculados a Almansa, una tierra por la que sienten un profundo cariño y respeto.
Su voluntad de llevar a cabo un proyecto vitivinícola innovador y a la vez muy arraigado a la zona ha salido adelante con la colaboración de un grupo de profesionales, entre los que se encuentran los enólogos Pep Aguilar y Patri Morillo (formados en bodegas de la Denominación de Origen Calificada Priorat), José Ángel Martínez y Juanjo Diez. Todos ellos son el alma de este proyecto, que se desarrolla en Venta de la Vega, una finca por la que transcurría el Camino Real de Madrid a Valencia y Alicante. De hecho, en la finca se levantaba una venta con este mismo nombre y de la que queda poco más que el recuerdo. Es ahí donde crecen nuestros viñedos, a unos 900 metros sobre el nivel del mar, en un terreno franco-arenoso, compartiendo paisaje con los sembrados del altiplano de Almansa, el último eslabón de la Meseta hacia el Mediterráneo. Nuestro clima es mediterráneo con influencia continental.
En Venta de la Vega contamos con 60 hectáreas de garnacha, 40 hectáreas de monastrell y 20 hectáreas de otras variedades (syrah, garnacha tinta...). La edad media del viñedo es de 30 años.
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