Viñedo

Casi una hectárea de Vigiriega plantada en 1991 en los pagos del Cerro y Hoyo de las Gayumbas, las zonas con menos pendiente de Barranco Oscuro, formadas en espaldera con doble cordón con 6 pulgares de dos yemas por planta. Todos los viñedos se cultivan de forma natural, no se utilizan herbicidas, plaguicidas ni abonos sintéticos. A finales de año se realiza un aporte de humus que ayuda a retener las escasas lluvias. En junio apenas se realiza un azufrado que no deja ningún residuo. Todo lo demás es esfuerzo (físico y mental) para obtener lo mejor de la naturaleza sin comprometer su futuro. Todos los viñedos se cultivan de forma natural, no se utilizan herbicidas, plaguicidas ni abonos sintéticos. A finales de año se realiza un aporte de compost que ayuda a retener el agua de las escasas lluvias. En junio apenas se realiza un azufrado que no deja ningún residuo. Todo lo demás es esfuerzo (físico y mental) para obtener lo mejor de la naturaleza sin comprometer su futuro.

Elaboración

La fermentación se produce con levaduras autóctonas de forma espontánea. Una vez finalizada la fermentación el vino se deja decantar de forma natural, cuando está limpio se procede al tiraje a mediados de diciembre. El tiraje en botella se realiza mediante adición de zumo de uva, puro y natural, extraído de nuestras propias uvas de la variedad Vigiriega que se dejan en el campo y se vendimian tardíamente en diciembre. Permanece en fermentación/crianza por un periodo mínimo de 15 meses, tras el cual se dispone en pupitres inclinados durante 24 días, donde se gira manualmente 1/8 de vuelta diario, repitiéndose el proceso dos veces más, cada una de ellas con un grado de inclinación mayor. Tras este proceso se realiza el degüelle (las pérdidas se reponen con el mismo espumoso sin adición de ningún tipo de licor de expedición ni similares) y el posterior taponado, encapsulado y etiquetado.

El análisis

En su etiqueta marca 21.11.10 como fecha degüelle, un signo más de calidad en la casa Barranco Oscuro. De inicio no sólo por la variedad Vigiriega, sino por la propia elaboración y sello personal que Manuel Valenzuela (padre) y Lorenzo Valenzuela (hijo) le confieren a todas sus referencias. Nos encontraremos un espumoso muy franco, fresco y complejo. Inicialmente aparece un conjunto formado por aromas de frutos secos (pipas de girasol), minerales (brea y caliza) y fruta madura (platano y ciruelas), acompañado por un toque jovial y de chispa de níspero con puntitas finales de hidrocarburo. La oxigenación le confiere un mayor perfil cítrico que potencia su frescura. En boca aparecen notas ahumadas, buena acidez, destacando su postgusto y final en boca con sensaciones que puntualizan su mineralidad. Un excelente trabajo sobre una variedad con buenos rendimientos y que se aclimata muy bien a las alturas, para alargar su periodo de maduración ofreciendo mayor complejidad. La Armonía tiene nombre propio “Crema italiana de calabacín”.