El vino Belondrade y Lurton 2015 se presenta vestido con un vistoso color amarillo pajizo con reflejos dorados.
Es rico en aromas; fruta blanca madura como la manzana, se percibe un toque dulzón de miel que, junto con el trabajo de las lías, hacen que la nariz de este vino sea muy interesante y llamativa.
En boca la entrada es golosa, tiene buen volumen en boca, fruta blanca madura, membrillo y un retrogusto con un suave sabor a madera.

Vuelvo a catar esta añada que confirma las impresiones previas. Una boca soberesaliente., redonda , madura y envolvente con una nariz elegante, distinguida , pero más plana y menos compleja que 2014. Veremos...

Color amarillo pajizo con reflejos dorados, cierta densidad al agitar la copa.

Nariz de buena intensidad, notas de pan tostado muy ligeras, manzana y piña madura, miel de acacia, pizca de caramelo, talco, tiza, algo de hierba a copa vacía. Muy sugerente. Cierta complejidad. Franqueza. Todo en pequeñas proporciones.

En boca entra con volumen, es sedoso, buena presencia de la acidez, buena evolución, sabroso, equilibrado y cierta complejidad.

Amarillo pajizo con destellos tanto algo dorados como verdosos y brillantes.
Es de un aroma intenso y grato, donde la fruta de hueso se siente bien madura al igual que la manzana reineta. Punto herbal fresco, tiza, aire meloso, lías, miel blanca, flor de acacia, pétalos de flores, pan grillé.

La entrada en boca es algo densa y sin pesadez, te llena,con un alcohol muy franco y envolvente. Fina e integrada acidez, surge la fruta apreciada en nariz con un punto rico de sazón. Toque de mantequilla y un sabroso amargo final que acentúa y alarga el conjunto. La madera es fina, en este momento casi imperceptible, es un flavor, pura elegancia.

Color amarillo pálido con destellos verdosos y brillantes.
La nariz es de buena intensidad, se nota su crianza pero esta bien integrada y no le hace perder frescura. Notas de fruta amarilla con hueso, manzana madura, hinojo, mieles y mineralidad que redondea el conjunto y le aporta seriedad.
En boca tiene buena entrada, fresco, con buena acidez que equilibra sensaciones golosas, paso cremoso de buen peso y final amargoso de muy buena longitud.
Buena añada de este gran blanco que lo es cuando su crianza se integra bien.

De color amarillo pálido, brillante y límpido.
En nariz es goloso, con algunas notas minerales, manzana madura, notas amieldas que le dan estilo y un aroma a levadura (sin abusar) que le da cierta complejidad.
En boca es fino, tiene cierta estructura, vuelve a salir la fruta blanca madura. El paso por boca es meloso y muy cordial.

Tras el impacto de la de 2014, tenía ilusión en catar la siguiente. Resumiendo: es pronto , es tan bueno en boca y no es tan bueno en nariz. Es un juicio simple y precipitado, tan sólo una impresión sobre un vino que crecerá y que seguramente mejorará durante el próximo años en todos sus aspectos. En boca mantiene la complejidad de 2014, pero con menor intensidad, igual d e integrado y redondo, pero con menor impacto y potencia. En boca es excelente, voluminoso, largo, denso, potente, cítrico, con toques amargosos y dulces en perfecta armonía, largo, grande. Ojalá sea posible catar ambas añadas dentro de un par de años