Punzante, especiado, cárnico y mineral

Rubí con ribete amoratado. Capa baja. Muy limpio y muy brillante.
Violetas, frutas rojas al principio y negras después, ceniza, tapenade, especias de monte bajo, tostados, algo de vainilla, cedro, toques cárnicos, tabaco y mineralidad. Durante las más de tres horas que ha durado abierta la botella, los aromas han ido cambiando y se han vuelto más complejos. Aunque en el momento del descorche nos ha parecido más amable, poco a poco lo hemos ido notando más intrincado. Muy bien, nos ha obligado a mantenernos alerta.
En boca hemos probado un vino fresco y armado al mismo tiempo, con una acidez enorme, una madera presente muy bien trabajada y un alcohol que casi no se nota. El paso es fino y punzante. Detectamos fruta, grafito, ahumados, bosque y piedras. Las notas amargas invitan a continuar bebiendo.
Final inmenso que deja la boca perfumada durante varios minutos, con recuerdos balsámicos y mentolados.
Había probado este vino pocos días antes en una cata. Nunca escribo valoraciones durante esos eventos, ya que suelo llevarme impresiones diferentes a las que luego tengo cuando me compro la botella. Aquel día lo noté más corpulento, menos lozano y mucho menos complejo que hoy. Es verdad que se medía con todos sus hermanos mayores, y como todo el mundo sabe, los pequeños de la familia siempre somos tratados más injustamente en el corto plazo.

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