Ahora sí que sí: el nombre está por algo

Rojo rubí, ribetes rojizos, capa media-alta. Limpio.

Nariz intensa y compleja, abierta desde un primer momento aunque son vinos que agradecen el aire sobremanera. De registros diáfanos, frutas rojas licorosas, especias orientales, maderas finas, toques balsámicos, caja de puros, tabaco de pipa, ahumados, café en grano, piel curtida, tierra mojada. Un vino en plena forma y con un gran desarrollo en copa.

En boca vuelve a confirmar el gran estado de esta botella, es un vino vivo, con una gran acidez y un paso redondo, mostrando clase y elegancia, largo en final dejando sensaciones especiadas y minerales con un leve toque ahumado. Tanino perfectamente integrado, aunque con esa fuerza vital de los 64. Buena persistencia.

Tras la botella algo caída que disfrutamos hace unos meses en Segovia, nos volvemos a citar con este vino y ahora sí que podemos decir que hace honor a su nombre y a su fama, pues al fin y al cabo se trata de la referencia más exclusiva de Franco Españolas. Otro más a la lista de los portentosos 64.

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