Una Gran Obra de Arte

Si Fausto vendió su alma por el conocimiento y el disfrute ilimitado, Alfredo Maestro ha debido hacer lo mismo con este vino, porque joooooooooder qué rico está!!!!! Finura, maestría, delicia, placer, lujuria... provoca muuuuuchas sensaciones.

Es que ese perfume que notas ya en nariz de fruta madura, con un punto goloso es una maravilla. Hay también flores, balsámicos suaves, especias, tierra mojada, cacao, mineralidad, ahumados, toques cárnicos suaves, piedra de río, monte bajo, una fina madera... Crece y crece sin parar, con un toque dulzón y mineral, pero con unos balsámicos que le dan una buena frescura. La nariz no es nada pesada, sino una pasada. No puedes dejar de olerlo!!!!

La boca ¡¡¡¡qué decir de la boca!!!! Pura seda, pura maravilla, con esa fruta madura, golosa, con un tanino redondo y suave, una entrada poderosa, densa, con un amargor y dulzor que se complementan y hacen que el vino no se te "apodere". Guinda en licor, cacao, balsámicos, flores, piedra caliente (quién no ha lamido una, jajajajajaja), tomillo... un retronasal floral y con cacao dulce. Mantiene una buena acidez y un equilibrio tremendo.

Algún añito más de crecimiento tiene esta obra maestra, con la que Alfredo Maestro nos ha comprado el alma!!!!!

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