Ambarino claro, limpísimo y con mucho brillo.
Nariz con notas iniciales de oxidación, que van desapareciendo con la aireación. A copa parada no se muestra muy expresivo, pero se reactiva extraordinariamente al agitarlo. Muy complejo, van apareciendo aromas vegetales (boj, aligustre), flores marchitas, curry y otras especias exóticas, piel de cítricos, orejones, notas metálicos (bote de conserva), almíbar de melocotón, mermelada de albaricoque y cuando el vino toma temperatura irrumpe con fuerza la madera tostada y el café en grano.
En boca tiene cuerpo medio, es glicérico, con elevada acidez, mostrando una buena carga de sensaciones amargosas en forma de piel de cítricos y bayas de enebro, así como notas de orejones, toques maderosos, tostados y leves puntas de dulcedumbre. Largo postgusto de sensaciones tostadas, especiadas y de piel de cítricos.
Tras la mala experiencia de una botella que no salió bien, albergaba bastantes dudas sobre lo que me iba a encontrar, que al final ha sido un excelente vino, muy complejo y especial.
A mi estos viejos vinos de Franco-Españolas me tienen robado el corazón. No hace mucho probamos un Excelso GR del 59 y qué bueno!!! Suena ya repetitivo pero es que no hay color entre los actuales vinos de la bodega y lo que llegaron a elaborar durante décadas.
En casa tengo una botella del 75 del Viña Soledad Tete de Cuvee y ya me has puesto los dientes largos. Veremos... Un saludo!!!
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