Empieza serio, nada juguetón. Pero no importa.

Es un vino elegante, desde el principio. No es un chavalín recién llegado, ni mucho menos, encierra mucho en su interior. Hay uva madura soleada, fruta roja en sazón, terruño, flores de monte y platano.
Con el tiempo el vino gana en aromas, son más complejos, especiados, casi ilógicos en un vino del 2012 catado en Febrero. Sale el terruño, pipas de girasol. Sin perder sin olvidar la frescura.

En boca la entrada es fresca y frutal, pero solo en un primer momento, da paso a un vino con cuerpo, sedoso, hay que rechupetear para poder pasarlo, aunque se torna amable, taninos por suavizar, presentes, muy varietal, con un dulzor "comedido" sin empalagar, muy amplio y largo.

En fin, primera toma de contacto. Aun tiene mucho que decir.

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