Minimalismo a rabiar. No recuerdo una botella tan negra. Modernísima presentación.
Buena intensidad de color, cereza picota y borde granate estrecho, de fina lágrima.
La nariz se hace de rogar, donde la ciruela, tanto negra como roja, y las especias, canela y pimienta negra, son las protagonistas principales, con notas de humo blanco y madera perfumada envolviéndolo.
Estructurado en boca, tiene cuerpo y acidez, fruta negra, debe desarrollar elegancia pese al recuerdo del roble, taninos secantes, largo, algo verdoso aún.
Bueno, si, pero justito por precio (20 €.). Y pensar que llegaron a valer 40 €... De locos.
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