Otro gran vino de Franco-Españolas

Oro viejo, reflejos anaranjados y dorados, grueso, brillante, limpio, sin precipitados. Nariz de mucha intensidad, abierta, de gran complejidad, sin un asomo de reducción negativa. Predominan las notas especiadas (cúrcuma, curry, pimienta blanca) y las maderas nobles, cedro, cuero ruso, humo, trufa blanca, todo ello engarzado en un haz de cítricos dulces (semillas de cilantro, limón en salmuera, lemon grass) y una inagotable paleta de cremosos: vainilla, yema tostada, membrillo escarchado, confitura de naranja, tarta al whisky... Sigue abriéndose, cada vez más apabullante y lleno de fruta escarchada, incienso, sacristía. En boca aturde por su desbocada acidez y una amalgama de cítricos dulces. Vivo, especiado, con una textura sedosa y un medio-grosor que recuerda a los antiguos semidulces y abocados riojanos. Un extraño pasajero. Aún está en tránsito y no ha llegado a su destino. Necesitado de más años en botella.

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