Ya había catado este vino hace unos meses en una visita que hice a la bodega el pasado mes de julio. En ese momento ya me impactó, muy especialmente por la sedosidad y lo pulido que ya tenía los taninos en su paso por boca.
Hoy lo he vuelto a catar y me parece una bomba de vino. Ya resulta atractivo a la vista por su color, más rojo y brillante de lo habitual en otras añadas, pero cuando te llevas la copa a la nariz hay una explosión de frutosidad, más fresca y roja que en años anteriores, con mucha complejidad en su mezcla con notas especiadas de clavo, pimienta negra, vainilla, algo de praliné y ligeros tostados. En boca es corpulento y goloso, muy bien estructurado y fresco, con una buena acidez que equilibra perfectamente las notas anteriores. En el retrogusto reaparecen las notas más especiadas que le aportan una elegancia final que contrasta notablemente con su amplitud inicial en la boca. Un grandísimo vino.