Esta Finca la vuelvo a visitar por ser Buena vecina!

Este vino lo probé en el restaurante Pont Vell de Besalú, en agosto de 2013 (mira si me impactó que recuerdo fecha y lugar) y me pareció una auténtica pasada. Vinos y vinos más tarde, nos volvemos a encontrar, siendo la misma añada que la degustada y me sigue pareciendo magnífico... Ha madurado, ha evolucionado y además de su calidad, me trae muy muy buenos recuerdos.

La nariz es espectacular, con la fruta del bosque madura, compotada, acompañada de ciruelas negras, picotas, fresas y moras, todas madurísimas. Junto a esta fruta dulzona y madura, aparecen unos excelentes balsámicos, con la regaliz mostrándose esplendorosa. Y acompañándola, aparece ese sotobosque, notas de hongos, trufa, mineralidad, flores marchitas, café, notas de vainilla y especias picantes muy sutiles. Tabaco rubio y unos suaves cueros acaban de redondear un conjunto complejo y completo, que te hace salivar y pensar en lo bueno que estará.

Y tanto que está bueno cuando lo pruebas, con la fruta bien madura compensando su dulzor con una buena acidez, especias picantes y balsámicos. El cacao se mastica negro, pero con un toque jugoso que hace que no se quede la boca de esparto. Los champis aparecen en boca también, con una madera muy muy integrada, esos toques cárnicos, el sotobosque y esa mineralidad más intensa en boca. Es larguísimo, con un postgusto floral intenso, que acompaña a la fruta madura. Buenísima estructura y para tomar de aquí unos años también, porque me da que va a aguantar muy bien este estado de forma tan pleno.

Tremendo!