Le auguro larga vida. Vino de exquisita factura sin duda.

Abrimos esta botellita con mucho cariño y esperando ver como había evolucionado este vino. La primera botella que probé en Julio de 2012 me pareció falto de botella y un tanto agresivo de taninos, demasiado vivo, así que hemos esperado un par de anitos. Esta vez La nota de cata la realizamos con la botella abierta desde hace tres días pero conservada con tapón de vació. Se sirve a 17 C. El corcho impecable.

VISTA: Rojo picota de capa alta y ribete burdeos. Lágrima abundante, fina y transparente. Bonito color.

NARIZ: A copa parada asoma la fruta roja madura, cerezas en compota. Al agitar nos deleitan aromas de regaliz muy claros unidos a unos recuerdos minerales de tinta china. También aparecen terciarios de cuero, ahumados y tabaco de pipa. Al final notas de chocolate amargo. Nariz de alta intensidad, resistiendo impertérrito esos tres días al vacío. Compleja, intensa y sugerente nariz.

BOCA: El paso en boca es pura seda, muy cremoso. De acidez media y taninos bastante pulidos aunque presentes. En retronasal más fruta negra, ciruelas, frambuesas e higos. En retrogusto noto claramente los terciarios, cuero, tabaco y ahumados, así como la madera de roble perfectamente integrada. De persistencia larga, más de un minuto. Está en un buen momento de consumo, aunque su clímax está por venir. Le auguro larga vida. Vino de exquisita factura sin duda y con una evolución muy positiva en botella.

Este es uno de esos vinos a los que Parker puntuó generosamente costando tan solo 9 euros, por lo que despareció de las tiendas en 15 días y subió su coste inusitadamente hasta los 11 euros (un 22%). Era la primera vez que le otorgaba 94 puntos a un vino de menos de 15 euros, de ahi la velocidad con la que se vaciaron las estanterías. La verdad es que lo que consigue el amigo Robert no lo hace cualquiera. Aún así, diré que la RCP es excelente. Sobresaliente sin duda. Nos quedan algunas botellitas más para verlo evolucionar.

Fue maridado con un suculento solomillo de ternera a la plancha con trufa negra y su crema de piquillos. La verdad que lo disfruté como un enano, que delicia de vino y de solomillo. 94 para Parker, 92 para mi, je,je...