Nunca hasta ahora había oído hablar de este vino que al parecer es mítico en Italia. Y lo es porque su productor, Sergio Manetti en 1981 se opuso a la restrictiva normativa de la DOC Chianti que obligaba a mezclar la Sangiovese con variedades blancas de la zona. Entonces, como estaba convencido de que podía llevar esta uva a cotas muy altas vinificándola individualmente, empezó a elaborar por primera vez monovarietales y los embotelló como simples vinos de mesa. Es por ello por lo que a "Le Pergole Torte" se le considera el primer vino "supertoscano" de la historia, por delante incluso de Antinori y su "Tignanello". Vamos con él:
Rojo picota con ribete que empieza a tornarse teja. Capa media, limpio, brillante y con lágrima densa, viscosa y sin hacer.
Nariz profunda, misteriosa y cambiante en las dos horas que ha durado la botella. En ese tiempo hemos disfrutado de notas a cerezas, fresas ácidas, balsámicos que iban y venían, chocolate amargo, especias mediterráneas, cigarrillo rubio, cueros, leves sensaciones a corcho que en absoluto desentonaban, trufa, madera vieja y húmeda, bosque, polvo, mineralidad, etc.
Boca fina, dominada por una buena acidez y unos taninos afilados de momento. No se nota el alcohol y sí algo la madera, aunque no es protagonista de nada. Sabores sutiles pero con una amalgama inmensa.
Final largo, perfumado y cargado de sensaciones.
Un vino que me ha encantado por su delicadeza, por su misterio, por su complejidad, y también por su historia. Da gusto llevarse estas sorpresas. Para más inri, al parecer 2007 fue una añada cálida, Fontodi por ejemplo sacó su Flaccianello con 15º teniendo un terreno más frío que Montevertine, finca que está protegida de las heladas. Este Pergole Torte tiene 13º y una frescura envidiable. El Pian del Ciampolo es su hermano pequeño y también me han dicho que está muy bueno.
Iré de cabeza a por más.