No comparto el breve y vago comentario del amigo Jose, eterno holgazán mitad madrileño mitad inglés : creo que el hueco está en la base de la botella. Yo hubiera podido escribir las mismas cosas que en mi anterior nota de cata pero, hoy en día, hay algo más en este vino, no en nariz sino en boca : sabores suplementarios que remiten a la compota de nísperos, a la pulpa de carambola y al polvo de almendras dulces. 

    Me encanta este vino porque, cuando visité a María José López de Heredia, gracias a mi amigo Fede, me habían robado mi tarjeta de crédito, en un hostal de Logroño : por fortuna, puse pagar por transferencia bancaria los grandes reservas Tondonia blanco y Bosconia pero - a mi gran sorpresa - esta gran dama del vino me regaló una caja de seis botellas de Gravonia para que no tenga malos recuerdos de la Rioja. ¡ Qué elegancia, estimados señores ! Verdad es que, en aquella época, era Presidente del Fan Club M.J.L.D.H de Baja Normandía. Me dijó Federico Vidal, con ojos burlones : - Qu'est-ce que tu veux : tu lui plais ...

    Mi esposa y yo vaciamos la botella comiendo cigalas y rape delante de la pantalla de mi ordenador portatil : a este Gravonia del 2002 le vino de perilla :  en plenas elecciones catalanas, el 21 de diciembre, con Inés Arrimadas cuya cara rebosa belleza e inteligencia. ( PVP : sin cambio )

Bien. Pero. Como que se me queda hueco en la mitad. Bien. Pero.

(PVP: 11,75 EUR)

     Vestido en amarillo luminoso, tiene muchas cosas que decir, con tal que lo sirváis a la temperatura adecuada - a eso de 15 grados - porque, de lo contrario, se quedará mudo. Poquito a poco, desprende aromas frutales elegantes e intensos - dulce de membrillo, albaricoque en almíbar - sobre un fondo vegetal que recuerda vagamente al césped recién cortado. De cuerpo medio, moderadamente largo, con una acidez perfecta, ha mejorado netamente : muy fresco al paladar y tan complejo que un champán viejo. Indudablemente, la calidad gustativa de Viña Gravonia se va mejorando - recuerdos de orejones, de mangostán y de compota de manzana verde - a un precio sumamente ventajoso, lo que no es desdeñable. ( PVP : 12 € )

Dorado con destellos cobrizos, limpio, brillante y con lágrima abundante.

Excelente nariz de mediana intensidad y de gran complejidad aromática, donde sobre un fondo de maderas finas y flores y hierbas marchitas, aparecen notas de membrillo, lacas, pera sobremadurada, levaduras, piel de cítricos, resinas, jabón de tocador y mantequilla rancia.

En boca pierde enteros, mostrándose ligero, con escaso volumen, corto de acidez, falto de frescura y con la madera apareciendo más de lo deseado. Al final del paso de boca toman protagonismo unas agradables notas amargosas que recuerdan a la piel de cítricos, lo que unido a su tacto sedoso hacen que mejore el conjunto. Persistencia de mediana duración con sensaciones amargosas, salinas, maderosas y ligeramente ácidas.

El hecho de que la pobre imagen que ha ofrecido el vino en boca no coincida con las opiniones vertidas anteriormente me hace pensar que quizás haya sido un problema de botella, por lo que no incluyo puntuación. En cualquier caso tengo otra botella más, que veremos que me ofrece en el futuro.

Color amarillo dorado claro, limpio y brillante. Muy vivo y claro a pesar de los años, parece que no quiere envejecer.

En nariz es muy elegante, aparecen flores, cítricos, notas de almibar, cedro, especias, ahumados y notas minerales. Muy equilibrada, bien.

En boca es fresco, largo, con ligera untuosidad, gran acidez, es de trago largo, buen final amargoso con buena persistencia salina.

Al estilo Tondonia pero más accesible.

     En las buenas añadas, Viña Gravonia se asemeja a los blancos viejos de Graves : este 2002 cautiva en nariz con la misma sutileza - nota dominante de tilo en flor y matices de membrillo - En boca, combina idealmente la viveza de la fruta - chabacano y manzana amarga - con los aportes moderados de la crianza - almendras secas, madera resinosa, champiñon crudo : un conjunto elegante, refinado y discretamente seductor, a un precio filantrópico.

Botella comprada en la propia bodega en la reciente visita a La Rioja. 
Color dorado claro con reflejos de tonalidad más oscura, gran limpieza y brillantez. 
Su nariz es de buena intensidad con notas florales, predominio de maderas finas, especiados y mineralidad.
En boca presenta una textura untuosa que envuelve el paladar, es fresco, suave con tímidas notas de fruta de hueso, floral, notas y notas de maderas nobles y minerales, con un final prolongado de perfil amargoso agradable. 
Vino dominado por la larga crianza en barrica que lo hace único y diferente.