Aunque quizá sea pronto para beberlo me pudo la curiosidad y me estreno en este vino de Alfredo Maestro.
De color amarillo pajizo con ligeros destellos dorados y asalmonados.
En nariz es de buena intensidad apareciendo fruta de hueso, melocotón en almibar, melón, ligeras notas herbáceas y un fondo ligeramente cítrico.
En boca es un vino fresco, untuoso, afrutado con buena acidez y un paso de boca ligero. Final medio con notas amargas con un recuerdo de melón, ligeramente goloso.
Un blanco muy interesante.
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