Tres años después...

Me he encontrado otra botella en la casa de la playa de mis padres y lógicamente se la he cambiado rápidamente por otra de igual precio, pero de menos calidad.

El vino sigue teniendo las mismas cualidades que cuando inicie la serie de pruebas, o sea, allá por el 2012. Ahora solo hay que añadir que ha ganado en elegancia y conjunción.

Pleno de sabores y con excelente complejidad, un vino que demuestra que sabiendo hacer las cosas, no hace falta poner "altísimos" precios para hacer un gran caldo.

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