Nueva filosofía en los vinos de Viña Ardanza

Tras el Viña Ardanza 2001, que fue un Reserva Especial, la bodega se enfrentaba al reto de tener que conseguir en la siguiente añada de este vino dos claros objetivos: mantener -o superar- el nivel de calidad de la añada 2001 y consolidar un cambio de filosofía en la forma de hacer y entender el vino en el que es, muy probablmente, su buque insignia el Viña Ardanza. Por ese motivo se deshechó elaborar este vino en las añadas 2002 y 2003, en las que la climatología, por exceso de humedad en la primera y excesivo calor en la segunda, no permitieron conseguir la materia prima deseada.

El Viña Ardanza Reserva 2004 muestra algunas novedades de elaboración, ligadas a esa nueva filosofía que comentaba, que cambian signficativamente sus características organolépticas, a saber: la selección de la garnacha de una de las mejores zonas de Rioja para esta variedad, Tudelila, a 600 metros de altura de una finca de canto rodado; el incrementeo en tres días del tiempo de maceración en depósito; la reducción del tiempo de crianza en barrica del vino de garnacha.

Todas estas novedades nos hacen apreciar en cata un vino con un notable incremento de color respecto a añadas anteriores, inclusive la 2001 que ya mostraba un aumento respecto a las anteriores. Este color, rojo picota de capa media-alta y menisco rosáceo, limpio y brillante, nos invita a acercarnos la copa a la nariz y encontrarnos con un vino de notable intensidad olfativa, muy expresivo, con las notas primarias de fruta negra madura muy bien integradas con las derivadas de su crianza tales como las notas ligeramente tostadas, de café, vainilla, chocolate negro, especias -clavo, pimienta negra- y balsámicas. En boca es carnoso, con buena estructura, envolvente y muy redondo, con los taninos muy pulidos, algo muy característico de estos vinos con una larga crianza en botella antes de salir al mercado. A destacar también su frescura y largo postgusto, que ivitan a seguir bebiendo. Desde mi punto de vista, reto conseguido.