Majestuoso!!

Hoy tenemos el gustazo de abrir este Marqués de Villamagna GVA del 73 (botella n° 42.979, calado n° F). Qué ganas le teníamos ya. El nivel de la botella no es el óptimo digamos, pues está casi 1 cm por debajo del cuello. Intentamos abrirla con el abridor de lamas pero el tapón se nos iba hacia abajo, así que optamos por el abridor de tijeras convencional y... despacito y con cuidado conseguimos sacar el tapón aunque en dos partes, eso sí, sin que cayese nada de corcho. Dejamos respirar por espacio de tres horas antes de proceder a su cata a 17°C:

VISUAL: Presenta un color rojo picota, brillante, de capa media-baja con el ribete muy amplio en tonos teja-anaranjados (86). 

OLFATIVA: A copa parada es sorprendente, impetuoso, de intensidad desbocada tras tres horas de aireación desprendiendo aromas balsámicos y a mermelada de higos. Al agitar el líquido nos deleita con notas mentoladas, montebajo (tomillo), té negro, flores marchitas, arcilla húmeda, fúngicos de trufa negra, especiados de canela y nuez moscada con apuntes dulzones de vainilla y coco. En el apartado de terciarios encontramos tabaco inglés, cuero curtido, after-eight, duelas envinadas y sutiles recuerdos amaderados de ebanistería, cedro y roble. Muy envolvente y de una gran potencia delineando perfectamente cada matiz. La verdad es que posee una asombrosa nariz tanto en complejidad como en intensidad (97).

GUSTATIVA: En boca es un titán de ataque portentoso, mostrando altá acidez y con los taninos aterciopelados pero bien definidos, lácteo y cremoso. Su amplitud descomunal te llena el paladar de una sedosidad que te deja perplejo. Estructura rocosa, simbiosis perfecta entre la fruta y la madera con un retronasal herbáceo y especiado, de apuntes amaderados y un tanto mineral. Post-gusto ligeramente dulzón, embriagador y licoroso que te hace desear que nunca se acabe el deleite. Ese nunca es medible, son unos tres minutos y medio de persistencia, enorme disfrute de un vinazo tremendo, intenso, elegante y corpulento. Rezuma sedosidad y equilibrio por los cuatro costados, pero es que además seguro se mantiene en todo lo alto al menos otra década. Sin duda ésta es la obra maestra de bodegas Campo Viejo. Habíamos probado el GVA del 70 pero el 73 lo supera abiertamente sobre todo en boca, por Dios que maravilla!, majestuoso sería un buen calificativo. Enorme viejuno amigos, rozando la perfección (98).

La RCP fue excelente pues esta botella nos la agenciamos en Julio del 2014 por menos de 16 euros...

MARIDAJE: Disfrutamos de nuestro vinazo en tres ágapes. El primero fue un plato de "pulpo a feira con mango", el segundo unos solomillitos de cerdo al tomillo con salsa de piña y parmesano, y por último un "arroz del siñoret" y unos langostinos plancha. La combinación con el pulpo, el mango y ese pimentón de la vera fue colosal pues los toques salinos y especiados junto con el frescor del mango se compenetraron maravillosamente con el carácter balsámico del vino. Respecto al maridaje con los solomillos otro goce absoluto. Gran acierto con el tomillo y con el contrapunto piña-parmesano, pues la brutal acidez de nuestro viejuno y sus notas herbáceas armonizaron espectacularmente. Y por último incluso con unos langostinos plancha y el suculento arroz el disfrute fue máximo. Vino cremoso y equilibrado con ese puntito entre alcohólico y dulzón que complementó de forma sublime los intensos sabores del marisco. Una botella excelsa, muy gastronómica además y que será muy difícil de olvidar, qué boca, qué placer...!!!

Salud-os!!