El 10 absoluto

Amarillo que tira hacia dorado. Limpio y brillante.
Ya en el inicio percibimos que vamos a subir pronto al cielo, pues desde el descorche, encontramos expresividad y orden. Flor blanca y cítricos, piel de manzana verde, hierbabuena, anís, caja de cerillas, plástico quemado y mucha mineralidad.
Boca elegante, perfilada, vertical, pero también con una estructura adecuada, que sin llegar a la opulencia, presenta garra y poderío. Magnífica acidez, barrica trabajada de manera sublime, está ahí, pero es prácticamente imperceptible. Paso refrescante y al mismo tiempo aterciopelado, de los que activan por mucho rato las papilas gustativas. Amplio abanico que indudablemente irá abriendo dentro de unos años.
Final largo y complejo.
Un vino rico en matices, exacto como un reloj suizo. Sinceramente, y esto es debatible, la chardonnay me gusta más bien joven, es en este momento cuando se muestra más directa y quizá menos barroca, pero yo la prefiero así.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar