Goloso y potente vino de trago más bien largo.

Buenísima evolución, el vino va ganando en complejidad. Visualmente sigue con su picota de capa alta, quizás con algún reflejo más rubí. En nariz la barrica se integra perfectamente con la fruta, hasta el punto de fundirse la cremosidad de la barrica con las casi mermeladas de frutos negros, aparecen tostados, minerales (grafitos) y algo de cuero. En boca tiene un encuentro amable, muy goloso, con un paso de boca mas fresco de lo esperado y buen volumen, taninos todavía presentes pero amables, ligeros amargos. El retrogusto es bastante largo, frutal, con recuerdos de cacao y algo de café.
Sorprende la buena integración del alcohol (15 º) y su golosidad.No hay muestras de oxidación (eso que dicen de la garnacha...)
De las seis botellas que compré esta es la última, quería haberla dejado más tiempo para ver como evoluciona, pero se presentó una comida potente, y la abrí. Maridaje perfecto. Un vino con muy buena RCP, y que personalmente me gusta, aunque reconozco que como amante de las garnachas aragonesas, se le puede exigir más a esta maravillosa uva.

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