El Zidane de los vinos

Dorado pálido brillante.
Nariz medianamente intensa, limpia, de perfecta expresión mineral. Notas florales, frutas blancas de hueso, ligeros especiados y herbáceos, piel cítrica, anisados, una cierta capa balsámica. Vino tenue en aromas y delicioso en su forma de entregarlos.
En boca es una caricia de seda, un vino armónico, redondo, elegante, que da gusto beberlo, de paso grácil y limpio, excelente acidez y final largo que nos deja sensaciones frutales y minerales, con un toque cítrico y un dulzor muy bien integrado, por su ligereza casi parece más un spätlese. Buena persistencia.
El pago Juffer Sonnenuhr en manos de Fritz Haag nos parece el Zidane de los vinos, pues su elegancia, su finura, su redondez y sus buenas maneras nos recuerdan al juego del genial crack de Marsella que tanto añoramos los madridistas. Y como este no volverá, siempre nos quedará Haag: el juego de Zidane en una botella.

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