Un año y pico después.

Este vino ha cambiado bastante, ahora me da sensaciones muy parecidas al año pasado, pero ha perdido bastante intensidad, tanto en nariz como en boca.
Los aromas no son tan intensos, aunque siguen destacando los salinos, frutos secos levaduras y cítricos, pero la madera ahora toma más protagonismo, cosa que no me satisface.
En boca sigue siendo fresco, pero no tanto, todo el recorrido bastante bien, aunque surgen algunas leves aristas, que aunque no molestan no son agradables.
Sigue siendo un vino sobresaliente, pero no tan genial como hace 18 meses.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar