Cereza claro con ribete bermellón. Capa muy baja. Limpio y con brillo.
La nariz está muy dominada por los terciarios en un primer momento, donde sólo destacan los tonos animales, algún toque a pescado y la nuez moscada. Dándole tiempo, concretamente unas tres horas, el vino ya aparece abierto, definido y directo y notamos violetas, ciruela, monte bajo, miel, frutos secos ,un deje punzante, hierro, balsámicos y mineralidad.
En boca es muy accesible en cualquiera de sus fases, aunque cada una nos aporta matices diferentes. Mantiene una gran acidez, es fresco, refinado complejo y como ya hemos comentado, bastante cambiante. Identificamos un abanico inmenso durante todo el tiempo que lo hemos disfrutado, y como enumerar todos los ingredientes sería difícil, destacamos flores, frutas rojas, menta, pimienta, cueros, sangre, tierra quemada y mucha mineralidad.
Final intenso y cargado de sensaciones, con una mezcla de toques primarios y terciarios realmente encantadora.
Creo sinceramente que merece la pena probar este vino, a mí me ha parecido un barolazo como la copa de un pino, menos alcohólico que otros hermanos suyos, más accesible y sencillo que un Oddero Vigna Rionda de la misma añada, pero sobre todo bastante más barato y quizá con más tonalidades. Está hecho, es clásico aunque poderoso, es firme y preciso. Grande, grande, grande, y además pienso que envejecerá formidablemente.

Rojo rubí, ribete rojizo, capa media.
No es muy intenso en nariz pero sí muy sutil, con múltiples matices pese no estar muy abierto. Tonos florales, violetas, rosas, frutas rojas licorosas, un cierto fondo especiado de nuez moscada, humedades, hojarasca, humus, tabaco de pipa, carácter mineral, un tamiz herbáceo. Nariz con misterio que va a más.
En boca es un vino férreamente poderoso, con muy buena acidez, largo, amplio, de carácter. Paso firme y estructurado con un final de buena longitud y persistencia dejando notas de frutas licorosas y especiadas. Tanino firme y noble que hace salivar en el final por su presencia. Un vino de guarda pero no inaccesible.
Los buenos Barolos de la añada 2004 deben hacerse esperar y este no es más que un ejemplo al que se le advierte un enorme potencial por su acidez y tanino, pero que tampoco nos parece un vino imposible en estos momentos, en cualquier caso un magnífico Barolo clásico de Castiglione. Unos 55 euros.