Este es un saint-emilion muy confiable, que puede no ser del agrado de todos por la mera razon que Michel Rolland anda metido por ahí. Es siempre un vino opulento, amplio de hombros, y en 2008 no es la excepcion. Ofrece grosellas y frutos secos en un perfil intenso, con sustancia. Mantiene su energia en el paladar todo el camino hasta el final muy agradable a frutos del bosque. Aquí abunda al roble nuevo, pero esta perfectamente integrado. Excelente acidez. Gran potencial.
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